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Se revela el destino del Arca perdida? – HISTORIA

La versión más antigua del antiguo texto llamado Massekhet Kelim («Tratado de los vasos») se incluyó en el libro hebreo Emek Halchah, publicado en Ámsterdam en 1648. Una versión posterior, publicada en 1876, era casi idéntica a esa versión más antigua. Como se informó en LiveSciencesta semana, James Davila, profesor de la Universidad de St. Andrews, ha traducido recientemente el tratado completo al inglés por primera vez.

Según Davila, el tratado afirma que los tesoros del rey Salomón «fueron ocultados por una serie de levitas y profetas…. fueron escondidos en varios lugares de la Tierra de Israel y en Babilonia, mientras que otros fueron entregados a las manos de los ángeles Shamshiel, Miguel, Gabriel y tal vez Sariel…» Al parecer, el texto no llega a revelar la ubicación exacta del Arca y de los demás tesoros, pues dice que «no se revelará hasta el día de la venida del Mesías hijo de David».

Davila subraya que el tratado no es tanto un relato fáctico del paradero de los tesoros como una obra de ficción basada en varias leyendas diferentes. Como tal, a veces es incoherente y confuso en su estructura. El tratado proporciona una descripción lírica de los tesoros de Salomón, incluyendo «setenta y siete tablas de oro, y su oro era de las paredes del Jardín del Edén que le fue revelado a Salomón, e irradiaban como el resplandor del sol y la luna, que irradian en la cima del mundo».

Según Dávila, el Tratado de los Vasos es muy paralelo a otro texto antiguo: el Rollo de Cobre, uno de los rollos del Mar Muerto encontrados cerca del sitio de Qumrán en Cisjordania. Ese antiguo pergamino metálico data de hace unos 1.900 años y también habla del destino de un tesoro oculto, aunque no se sabe a qué tesoro se refiere. El texto recién traducido afirma que los tesoros de Salomón se registraron «en una tabla de bronce», similar al rollo de cobre metálico. Ambos textos se refieren también a «vasijas» o «utensilios», que incluyen artefactos de oro y plata. Como dijo Davila a LiveScience, esto puede ser una coincidencia, pero también puede reflejar una antigua tradición de registrar información importante en metal, que era mucho más duradero que el papiro o el pergamino.

Según la Biblia, Moisés hizo construir el Arca de la Alianza para contener los Diez Mandamientos por orden de Dios. Los israelitas llevaron el Arca con ellos durante los 40 años que pasaron vagando por el desierto y, tras la conquista de Canaán, la llevaron a Silo. Más tarde, el rey David llevó el Arca a Jerusalén, donde su hijo y sucesor, Salomón, acabó instalándola en el templo. Desde su desaparición, hace unos 2.000 años, han surgido numerosas teorías sobre su destino. Una de las más conocidas sostiene que los sacerdotes levitas trasladaron el Arca a Egipto justo antes de que los babilonios saquearan Jerusalén en el año 586 a.C. Desde allí, supuestamente, se trasladó a Etiopía, donde reside hasta hoy en la ciudad de Axum, en la catedral de Santa María de Sión. Sólo un hombre, un monje conocido como «el Guardián», puede ver el Arca, y las autoridades eclesiásticas nunca han permitido que se estudie para determinar su autenticidad.