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Xifodectomía: Una intervención quirúrgica para un trastorno poco documentado | Digital Travel

Discusión

La etiología de la xifodinia aún no está clara. Se cree que múltiples factores tienen al menos un papel en el desarrollo de la xifodinia. Algunos de estos factores son la pericondritis, la osteocondritis, la osificación heterotópica, la reanudación del trabajo pesado después de un período de inactividad, los traumatismos (repetidos), el ejercicio y el levantamiento de objetos pesados no acostumbrados. Con demasiada frecuencia se presta poca atención a la apófisis xifoides durante la exploración física, lo que hace que los pacientes tengan estos molestos síntomas durante años.

Sin embargo, hay que tener cuidado al diagnosticar la xifodinia, ya que los síntomas pueden ser secundarios a una enfermedad cardíaca, abdominal o cualquier otra enfermedad torácica, o podrían ser dolores referidos.

En general, la xifodinia puede diagnosticarse reproduciendo los síntomas que el paciente conoce, aplicando una ligera presión sobre la apófisis xifoides durante la exploración física. Como se ha mencionado anteriormente, una gran variedad de factores pueden contribuir a la etiología de la xifodinia. Sin embargo, nuestra teoría, representada por los dos casos, es que un período de sobrepeso, y la consiguiente distensión del abdomen, provoca una tracción mecánica sobre la apófisis xifoides por medio de los músculos que la sujetan y, por tanto, con el tiempo, provoca un desplazamiento anterior de la apófisis xifoides. Después, cuando el paciente ha perdido la mayor parte del exceso de peso, el abdomen vuelve a su estado original dejando la apófisis xifoides desplazada anteriormente. Esto puede contribuir a repetidos (micro)traumas en el trabajo diario, en el deporte y en otras actividades. Además, el desplazamiento anterior en sí mismo causa molestias al paciente. El desplazamiento anterior también puede producirse durante o después del embarazo, en el que también la distensión del abdomen puede causar tracción en la apófisis xifoides. Sugerimos que un aumento de peso considerable contribuyó a un desplazamiento anterior de la apófisis xifoides en nuestros dos casos. La protrusión subsiguiente de la apófisis xifoides da lugar a repetidos traumas, irritación e inflamación y, por lo tanto, provoca la xifodinia de nuestros pacientes.

Se han sugerido muchas otras opciones de tratamiento, como las inyecciones combinadas de anestésicos y corticosteroides, la LLLT y el gel antiinflamatorio tópico. Sin embargo, creemos que sólo la xifoidectomía ofrece una solución definitiva al problema en estos casos concretos.

Existen diversas variedades anatómicas de la apófisis xifoides. Sin embargo, la inervación y la fijación de las estructuras abdominales siguen siendo las mismas. Una pequeña parte del m. recto abdominal y el ligamento costoxifoideo anterior se fijan anteriormente, y el ligamento costoxifoideo posterior, algunas fibras del diafragma y el músculo torácico transverso se fijan posteriormente. Las aponeurosis del oblicuo externo, el oblicuo interno y el músculo transverso del abdomen se fijan lateralmente.

La primera observación de los trastornos de la apófisis xifoides se remonta a 1712; sin embargo, hasta la fecha sólo se han publicado un puñado de trabajos sobre el tema y es nuestra esperanza que más estudios futuros informen sobre el asunto y arrojen luz sobre la etiología, la prevalencia, la incidencia y el tratamiento óptimo.