Articles

Somos lo que pensamos

Nuestros pensamientos pueden cambiar nuestra forma de comportarnos, las decisiones que tomamos y los sentimientos que experimentamos. En definitiva, tienen mucha influencia sobre nosotros, más de lo que creemos.

La mente: ¿amiga o enemiga?

Todo depende. ¿De qué? De lo que uno piense. Es común pensar: «Estoy cansado, ya no puedo con esto», e inmediatamente después te dan ganas de dormir tres días seguidos. No olvides que el cuerpo y el cerebro trabajan para complacerte, y el cuerpo especialmente tiende a hacerlo a corto plazo. Sin embargo, también puede ser como un genio en una lámpara, obedeciendo todos tus deseos sin protestar.

universe of the mind

Contrariamente a la creencia popular, nuestra mente no nos dice lo que tenemos que hacer o cómo debemos sentirnos. Es todo lo contrario. Somos responsables de cómo nos sentimos. No podemos culpar al medio ambiente, a los políticos, a la economía o a nuestros jefes. Todo reside en nosotros. Por supuesto, es mucho más fácil encontrar algo o alguien a quien culpar. Así, no hay posibilidad de aprender, cambiar o mejorar.

Todo está en tu mente

Los maratones son una de las pruebas de resistencia más exigentes física y mentalmente. Además de una buena preparación física, también requieren un entrenamiento mental. ¿Por qué? Porque en cuanto el cuerpo siente que no puede seguir, la mente le ayuda a continuar, aunque luego el dolor sea tan intenso que ningún analgésico pueda calmarlo.

No hace falta que te conviertas en maratonista para comprobar esta teoría. Piensa en las veces que has estado a punto de abandonar por el cansancio, el agotamiento o el tedio de la rutina, y te has dicho a ti mismo «puedo seguir», o «estoy bien», o «terminaré esto». En ese momento, probablemente tuviste un segundo aire -que no provenía de una taza de café- para terminar la tarea y luego tirarte en tu cama a dormir durante las siguientes horas.

Tampoco tienes que ser la persona más positiva del mundo e ir por la vida viendo el vaso medio lleno en cada situación. Sólo hay que saber que algunos pensamientos nos ayudan, mientras que otros nos perjudican. Deja de prestar atención a las cosas que son irrelevantes y céntrate en lo que realmente importa. Si algo no deja de dar vueltas en tu mente, tómate el tiempo necesario para resolverlo y pasar a la siguiente tarea.

La mente acepta cosas que son irracionales

Si no puedes dormir porque tu mente es un torbellino de ideas, guarda un pequeño cuaderno en tu mesita de noche y aprovecha esa chispa de creatividad para poder resolver algunos de tus problemas. No malgastes tu energía dándole vueltas a las cosas malas que te ocurren. Es mejor que utilices tu tiempo y tus recursos a tu favor para encontrar una solución a tus problemas.

Recuerda que no todo tiene que ser racional. ¡Permita un poco de improvisación en su vida! Mientras que algunas cosas en la vida tienen una base lógica, hay muchas otras que están más relacionadas con las emociones, los sentimientos y las intuiciones.

woman in field of flowers

Aprende a vivir con la incertidumbre, aunque sea un poco. Toma decisiones que impliquen un poco de riesgo y considera los errores como una parte más de las reglas del juego. Evita presionarte y acepta el hecho de que eres imperfecto. Esto reducirá tus niveles de miedo y ansiedad, y como consecuencia, la cantidad de errores que cometes.

Cómo utilizar tus pensamientos en tu beneficio

Un excelente ejercicio que puede ayudarte a rechazar tus pensamientos negativos es reírte de ti mismo. ¡Qué absurdos pueden ser a veces nuestros pensamientos! Ver el lado divertido de las cosas que te ocurren te liberará un poco de la tensión y te ayudará a aprender a ver lo positivo de la situación.

¿Tiendes a hablar contigo mismo? Vas por la calle discutiendo contigo mismo o hablas frente al espejo como si hubiera otra persona en la habitación? No te enredes en los juegos que te hace tu mente… ¡son una trampa! Lo más probable es que estos pensamientos sean negativos, caprichosos y egoístas, y lo único que consiguen es que te sientas triste, ansioso, enfadado o vengativo.