Aunque la Escala de Inteligencia de Wechsler para Niños-Tercera Edición (WISC-III) es posiblemente el mejor instrumento actualmente disponible para evaluar la inteligencia de los estudiantes, su uso presentará a los profesionales, especialmente a los psicólogos escolares, algunos desafíos únicos. Investigaciones recientes sugieren que se encontrarán reducciones significativas en las puntuaciones de CI verbal, de rendimiento y de escala completa de los estudiantes de educación especial, en comparación con sus resultados anteriores del WISC-R. Este hallazgo tendrá un profundo impacto en las decisiones de colocación en educación especial. Específicamente, es posible que los estudiantes que antes eran elegibles para los programas de discapacidades de aprendizaje ahora ya no evidencien las discrepancias significativas necesarias para recibir servicios continuos. A la inversa, los estudiantes que antes eran identificados como «estudiantes lentos» pueden ahora ser elegibles para recibir servicios de los clasificados en la categoría de discapacitados mentales educables. Además, la noción de que el WISC-III puede subestimar la capacidad de ciertas poblaciones de estudiantes requiere una mayor exploración. Este artículo abordará estas cuestiones, así como las implicaciones para los profesionales que actualmente administran el WISC-III.