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¿Cuándo empezó todo?

Alrededor del año 300 a.C. se emplearon algunos de los primeros contables en Irán, donde se descubrieron fichas y escrituras de contabilidad. Alrededor del primer milenio, los fenicios inventaron un sistema alfabético para la contabilidad, mientras que los antiguos egipcios pueden incluso haber asignado a alguien el papel de contable.

Raíces italianas

Pero el padre de la contabilidad moderna es el italiano Luca Pacioli, que en 1494 describió por primera vez el sistema de contabilidad por partida doble utilizado por los comerciantes venecianos en su Summa de Arithmetica, Geometria, Proportioni et Proportionalita. Aunque no fue el inventor de la contabilidad, Pacioli fue el primero en describir el sistema de débitos y créditos en diarios y libros de contabilidad que sigue siendo la base de los sistemas contables actuales.

Con el inicio de la revolución industrial en 1760, se produjo una proliferación de empresas y la necesidad de sistemas contables más avanzados. El desarrollo de las corporaciones también creó grupos más grandes de inversores y estructuras de propiedad más complejas, todo lo cual requirió que los sistemas de contabilidad se adaptaran.

Escocia moderniza la contabilidad

La profesión moderna también tiene sus raíces en Escocia, a mediados del siglo XIX, cuando el Instituto de Contables de Glasgow solicitó a la reina Victoria una Carta Real, para que los contables pudieran distinguirse de los procuradores, ya que, durante mucho tiempo, los contables habían pertenecido a asociaciones de procuradores, que ofrecían contabilidad además de los servicios legales de una empresa. En 1854, el instituto adoptó el término «chartered accountant» (contable colegiado) para sus miembros, un término y una demarcación que sigue teniendo peso legal en todo el mundo en la actualidad.

La petición fue firmada por 49 contables de Glasgow y en ella se argumentaba que la profesión de contable había existido durante mucho tiempo en Escocia como una profesión distinta de gran respetabilidad y que el pequeño número de practicantes había aumentado rápidamente. La petición destacaba además las variadas habilidades requeridas para ser un contable profesional: además de las habilidades matemáticas, un contable debía conocer los principios legales generales, ya que a menudo eran contratados por los tribunales para testificar sobre asuntos financieros, como sigue ocurriendo hoy en día.

Revolución industrial

A mediados del siglo XIX, la revolución industrial en el Reino Unido estaba muy avanzada y Londres era el centro financiero del mundo. Con el crecimiento de la sociedad anónima y de la fabricación y la logística a gran escala, aumentó la demanda de contables más competentes técnicamente, capaces de manejar el mundo cada vez más complejo de las transacciones globales.

La creciente importancia de los contables ayudó a transformar la contabilidad en una profesión, primero en el Reino Unido y luego en Estados Unidos. En 1904, ocho personas formaron la London Association of Accountants (Asociación de Contables de Londres) para abrir la profesión a un público más amplio que el que tenían las asociaciones más antiguas del Reino Unido. Tras varios cambios de nombre, la London Association of Accountants adoptó en 1996 el nombre de Association of Chartered Certified Accountants (ACCA).

Importancia de la ética

No todo ha sido coser y cantar para la profesión contable. El siglo XXI ha sido testigo de algunas acciones dudosas por parte de los contables que han provocado escándalos a gran escala. Los escándalos de Enron en 2001 sacudieron el sector contable, por ejemplo. Arthur Andersen, una de las mayores empresas de contabilidad del mundo en ese momento, quebró.

Consecuentemente, bajo la recién introducida Ley Sarbanes-Oxley, los contables se enfrentan ahora a restricciones más duras en sus compromisos de consultoría. Sin embargo, irónicamente, desde Enron y la crisis financiera de 2008, los contables han tenido una gran demanda, ya que las regulaciones corporativas han aumentado y se requiere más experiencia para cumplir con los requisitos de información.