Urano en la cuarta casa
Urano en la cuarta casa no posee tanta importancia para moldear el carácter o la mente como en la primera, tercera o novena. Parece estar ocupado con asuntos más materiales, y como siempre ocurre con el planeta, su operación es mucho mejor en la superior que en la inferior.
Con respecto al padre, es probable que haya cualquier cantidad de problemas, No es improbable que se suicide o se vuelva loco. En cualquier caso, será un personaje muy extraño y es improbable que el nativo se lleve bien con él. La casa no será en ningún caso un buen ambiente. Irse de la casa, en sentido astrológico, no significa necesariamente ni siempre dejar la localidad, sino que puede implicar lo que, después de todo, es una salida mucho más radical, un cambio en el modo de vida respecto a lo que cabía esperar del entorno de la infancia. No es probable que un niño tenga éxito en la línea de vida para la que sus padres lo diseñaron, cuando tiene esta posición de Urano. Todas las personas que estamos considerando tienen esta clemencia de perturbación.
Shakespeare se escapó de casa; Joseph Smith creó inmensos problemas en su municipio; Bismarck se separó por completo de la posición de su primer entorno; lo mismo hizo Bulwer Lytton. Rhodes pasó la mayor parte de su vida y murió en un país extranjero. Las vidas de Chopin y de Petrarca transcurrieron, por así decirlo, en el exilio. Baudelaire pasó gran parte de su vida en dimes y diretes lejanos, y además estaba totalmente alejado de la idea de hogar. Su poema en prosa «En cualquier parte, en cualquier lugar, fuera del mundo» y varios otros expresan magníficamente la nostalgia que indica esta posición.
También se pueden ver rastros de lo mismo en las pinturas de J.M.W. Turner. Un colorido tan magnífico y extravagante es tan inadecuado para los cielos grises de Inglaterra como la poesía exótica de Baudelaire para el suave sol de Francia. De Inglaterra se puede esperar Constable y Whistler; la extravagancia de Turner es más sugestiva de Argelia.
Ejemplos de la inquietud doméstica causada por esta posición, la indeseabilidad de permanecer en el hogar, es mostrada no sólo por Lytton (mencionado anteriormente en otra conexión, pero ahora con respecto a sus infelices riñas domésticas) sino por Alejandro VI, quien carecía conspicuamente de ese sublime reposo que uno atribuiría naturalmente a su posición como vicario de Cristo, y por Enrique VIII. Los problemas de este monarca no se debieron en absoluto, como demostró Froude, a su propio temperamento, sino que surgieron por completo de la necesidad en la que se encontraba de establecer su dinastía. Este desafortunado monarca ha sido vergonzosamente mal juzgado por los irreflexivos. Se olvida con demasiada frecuencia que fue el primer monarca, desde Eduardo III, que tuvo algún tipo de suerte en el trono de Inglaterra. Todos y cada uno de los monarcas intermedios se habían visto envueltos en una guerra civil, con la breve excepción de Enrique V, y los problemas que habían llevado a Inglaterra a la ruina, asolado sus provincias más bellas y matado a sus hijos más nobles eran de carácter totalmente dinástico. Su padre, Enrique VII, sólo había obtenido su trono como resultado del completo agotamiento de Inglaterra, y era preeminentemente el deber del rey de la nación ver que no surgieran más problemas de este tipo. Todas las políticas de Enrique VIII estaban en consecuencia, y con razón, supeditadas a la única política de tener un hijo que le sucediera. Como veremos en otro artículo, Saturno estaba en la cúspide de la quinta casa, que rige la descendencia, y esta posición era desfavorable, pero la presencia de Urano en la cuarta era aún peor. Provocaba una eterna agitación en los asuntos del Estado, que es, por así decirlo, la casa del Rey y también era desfavorable para el final del asunto, que también está regido por la cuarta casa. Así resultó en efecto. Ninguno de sus tres hijos, aunque ocuparon el trono sucesivamente, pudo continuar la dinastía, que en consecuencia pasó a una rama remota, ni siquiera inglesa. No se puede encontrar mejor ejemplo de la fatal influencia de Urano en su peor momento. Si no hubiera sido por el trígono de Marte, con toda probabilidad habría sido incapaz de conseguir un éxito incluso temporal y aparente.
El caso de Theodore Roosevelt es también muy instructivo. Su entorno temprano era evidentemente muy inadecuado para él; era extremadamente delicado y estaba amenazado por enfermedades muy graves, de modo que sus asesores médicos temían que no sobreviviera a la adolescencia. Todos estos problemas desaparecieron tan pronto como se alejó de su casa y adoptó esa vida libre y al aire libre que posteriormente hizo tan famosa.
Con respecto a los demás asuntos indicados por la cuarta casa, puede afirmarse, como regla general, que el nativo es susceptible de ser influenciado por personas mucho mayores que él y también por personas de gran importancia o dedicadas a asuntos relacionados con órganos de gobierno o grandes corporaciones.
La cuarta casa también indica el final del asunto, y aquí el capricho de Urano es particularmente manifiesto. Es probable que todos los asuntos del nativo terminen de una manera inesperada y probablemente dramática. Los asuntos pueden arrastrarse durante un período considerable y luego llegar a un punto casi catastrófico. El hecho de que esta última palabra deba interpretarse en un sentido favorable o desfavorable dependerá, naturalmente, de las direcciones de Urano y de los tránsitos.
La estrecha conexión de Urano con la voluntad indica que, en algunos casos, el avance de la edad puede traer consigo ciertas dolencias de tal naturaleza que la voluntad se vea interferida. La forma exacta que adopten dependerá de muchas cosas. Por ejemplo, el signo en el que se encuentre Urano, su dirección y sus tránsitos. Por ejemplo, si Urano estuviera en Géminis, una aflicción de él podría significar afasia, ya que Géminis está particularmente conectado con los órganos del habla, mientras que si estuviera en Capricornio, la tendencia podría ser la parálisis de los miembros inferiores. No es necesario enumerar aquí todas las posibilidades que se reservan para el capítulo especial que trata de la mala salud.
La muerte repentina y violenta no está indicada por esta posición de Urano, tanto como cuando está en casas como la octava o la duodécima.
Las personas con esta posición suelen poseer el «ansia de viajar», son aficionadas a la aventura y la empresa. Todo lo que está establecido en sus vidas no les atrae. No deben luchar contra esta disposición, sino esforzarse por armonizarla, en la medida de lo posible, con su bienestar general.