Kate Kiefer, profesora de inglés
Al igual que la mayoría de las tareas específicas que realizan los profesores, la redacción de evaluaciones refleja lo que ocurre tan a menudo en nuestro día a día. Todos los días decidimos si la temperatura es lo suficientemente fría como para necesitar una chaqueta ligera o pesada; si estamos dispuestos a gastar dinero en un buen libro o en una buena película; si los precios en el supermercado nos dicen que sigamos comprando en el mismo lugar o en otro para obtener un mejor valor. Las tareas académicas dependen de la evaluación con la misma frecuencia. ¿Es fiable una fuente? ¿Conviene un argumento? ¿Merece la pena leer el artículo? Por eso, escribir la evaluación ayuda a los estudiantes a hacer más evidente esta tarea cotidiana, a menudo inconsciente, y les prepara para examinar las ideas, los hechos, los argumentos, etc., de forma más crítica.

Evaluar es valorar o apreciar. La evaluación es el proceso de examinar un tema y calificarlo en función de sus características importantes. Determinamos lo mucho o lo poco que valoramos algo, llegando a nuestro juicio sobre la base de criterios que podemos definir.

Evaluamos cuando escribimos principalmente porque es casi imposible evitar hacerlo. Si ahora mismo se le pidiera que escribiera durante cinco minutos sobre cualquier tema y se le pidiera que mantuviera su escritura completamente libre de valores, probablemente le resultaría difícil esa tarea. Los lectores acuden a la escritura evaluativa en parte porque buscan las opiniones de otras personas por una u otra razón.