La yakuza no necesita presentación. Este grupo de crimen organizado aparece en todas las películas japonesas y americanas. Junto a la mafia italiana, son el grupo criminal más famoso.

El nombre yakuza proviene de una mano perdedora en un juego de cartas tradicional japonés. Ya ku sa – ocho, nueve, tres. El grupo comenzó en el periodo Tokugawa, también conocido como periodo Edo, con la aparentemente extraña combinación de jugadores y vendedores ambulantes que unieron sus fuerzas (Hill, 2004). La yakuza siempre ha mantenido sus raíces, como se verá al final de este artículo.

Durante la formación de la yakuza, las autoridades de Tokugawa utilizaron el grupo para ayudarles a controlar a la población y reunir información sobre los señores de cada zona. Los incipientes yakuza también actuaban como intermediarios de la mano de obra para los proyectos de construcción del gobierno e incluso como organizadores de festivales. Hoy en día mantienen estas mismas funciones (Hill, 2004; Adelstein, 2010).

A lo largo de su historia, la yakuza sólo se escondió en la clandestinidad durante breves períodos de persecución. Durante mucho tiempo han disfrutado, si no de la sanción del gobierno, de su tolerancia. Durante la década de 1930, la organización se enfrentó a medidas enérgicas hasta que el colapso casi total de la economía durante la Segunda Guerra Mundial les proporcionó oportunidades en el mercado negro. Cuando la economía mejoró en los años de la posguerra, la yakuza se orientó hacia los bares, los clubes, los restaurantes y los negocios de servicios sexuales, además de sus antiguas funciones como intermediarios de mano de obra y empresas de construcción (Hill, 2004).

La yakuza se enfrentaba a menudo con sus diferentes ramas que competían por el dominio. La violencia rara vez se extendía a los civiles y a los funcionarios públicos, pero durante las décadas de 1960 y 1980, los conflictos exigían que el gobierno japonés interviniera cuando el público se sentía amenazado. La percepción pública de la yakuza pasó de considerarla un diamante en bruto con su propio código de honor a un matón, dependiendo del nivel de violencia de las bandas y su mezcla de acciones legales e ilegales.

Durante la década de 1960, el gobierno se cansó de la guerra de bandas y tomó medidas enérgicas. El esfuerzo llevó a la disolución de muchas bandas de alto nivel y obligó a la yakuza a alejarse del juego y otros delitos. Se orientaron hacia el chantaje empresarial, los chanchullos de protección, la inteligencia política, el sector inmobiliario y el comercio de acciones. En ocasiones, la yakuza protegía a los deudores de los acreedores durante las crisis económicas. Pero la mayoría de las veces, las bandas llegaban a un acuerdo entre las partes (Hill, 2004).

A mediados de la década de 1980, el Yamaguchi-gumi se dividió tras una disputa por la sucesión del líder. Se desencadenó un conflicto de 5 años que se saldó con 25 muertos y 70 heridos -4 civiles- y más de 500 detenciones. Si se compara con las guerras de bandas de EE.UU., esto se consideraría benigno, para los estándares japoneses fue un acontecimiento importante (Hill, 2004). Para tener una perspectiva, en 1974 hubo 70 homicidios relacionados con las bandas sólo en Los Ángeles. Las 4 muertes de civiles son inusuales durante la guerra de la yakuza. Normalmente no atacan a quienes no son miembros (Adelstein, 2010).

En lo que respecta a las bandas criminales, la yakuza es gentil, especialmente en comparación con la mafia italiana. La yakuza no suele involucrarse en robos, atracos a mano armada u otros delitos callejeros. A lo largo de la década de 1990 y principios de 2000, poseían edificios de oficinas, sus propias tarjetas de visita e incluso revistas de aficionados. Se calcula que el 40% de todos los préstamos a pequeñas empresas fueron a parar a compañías creadas por la yakuza (Adelstein, 2010). Las organizaciones trabajan como corredores de bolsa e incluso como agencias inmobiliarias.

El gobierno japonés reconoce y regula 22 organizaciones de la yakuza. Algunos funcionarios del gobierno han recurrido a la yakuza para limpiar los escándalos y ocuparse de los problemas de deuda (Adelstein, 2010). Se les considera organizaciones fraternales, y sus líderes suelen aparecer como figuras públicas. Por ejemplo, cada día de Año Nuevo, el jefe del Yamaguchi-gumi, Kiyoshi Takayama, entregaba sobres llenos de dinero a los niños de Kobe.

La jerarquía de la yakuza

Piense en la estructura de la yakuza como una pirámide de 3 niveles,. Dentro de cada nivel, los reclutas juran lealtad al oyabun, una figura paterna, y el oyabun informa al oyabun del nivel superior. El nivel superior recibe las cuotas de los miembros de todos los niveles inferiores, y el cuartel general utiliza el dinero para financiar operaciones como las de la bolsa de valores o las de los usureros. El cuartel general puede operar como un grupo de capital privado, destinando el dinero a fraudes a gran escala.

Se calcula que en Japón hay unos 86.000 miembros de la yakuza. Mientras que los grupos criminales en los Estados Unidos han visto disminuir el número de miembros, la yakuza crece (Adelstein, 2010).

La yakuza mantiene su tradición de hacerse tatuajes. Los tatuajes en la sociedad japonesa se asocian con la delincuencia y el crimen. Muchos hoteles y piscinas y balnearios prohíben la visita de personas tatuadas debido a esta asociación.

Influencia política

Desde su fundación en el periodo Tokugawa, la yakuza ha influido en la política. Llamándose a sí mismos ninkyo dantai, organizaciones caballerescas, pueden cambiar el poder de los partidos políticos. De hecho, el Partido Liberal Democrático de Japón no podría existir sin el apoyo financiero y político de Yoshio Kodama, un grupo de activistas e industriales de derechas con conexiones con la yakuza. A cambio, la yakuza disfrutó de un acuerdo por el que no se tomarían medidas severas contra ella. La yakuza seguiría siendo legal a todos los efectos. Otro ejemplo: en 2007, los 40.000 miembros del Yamaguchi-gumi dieron su apoyo al Partido Democrático de Japón a cambio de evitar la promulgación de una ley de conspiración criminal durante unos años más (Adelstein, 2010).

Corte de dedos

No podemos hablar de la yakuza sin hablar del corte de dedos. El yubitsume, o acortamiento de dedos, es una auto-mutilación para expiar un error. Consiste en cortar el dedo meñique a la altura de la articulación.

El acto debilita el agarre de los cuchillos, las espadas y las armas de fuego, poniendo al miembro en desventaja en futuras peleas. El kobun infractor, soldado, se volvería más dependiente de su jefe para su protección.

El acto no suele ser impuesto. Más bien, el infractor decide por sí mismo como demostración de arrepentimiento con la esperanza de evitar un castigo más grave. El jefe puede decidir que el Yubitsume no es suficiente. El infractor puede entonces ser obligado a cometer seppuku o ser expulsado si la ofensa es lo suficientemente grave.

Los dedos amputados para evitar el castigo se llaman shuniyubi¸ o dedo muerto. Cuando el dedo se amputa para resolver un conflicto se llama ikiyubi o dedo amoroso. Este dedo es un símbolo de lealtad sincera. El hombre no es necesariamente un delincuente.

El deseo de los yakuza de ser menos llamativos ha llevado a la disminución de esta práctica. Ahora se favorecen las sanciones económicas y la expulsión (Bosmia, 2014).

La yakuza y el cine

Por último, la mayoría de nosotros conocemos a la yakuza a través de las películas. Los asociamos con gánsteres duros que hacen lo que sea necesario para el grupo. Pero cuando comenzaron las películas de yakuzas, las mujeres se asociaron al género. Lamentablemente, los estudiosos y los estrenos de cine occidentales tendían a ignorar las historias de mujeres yakuza y a actrices como Misora Hibari. En su lugar, se centraban en los héroes masculinos, las estrellas y los directores.

Las películas de yakuza aparecieron al final de la Ocupación Aliada y Misora Hibari interpretó muchos personajes de yakuza durante este periodo. Incluso se vistió de hombre en muchas historias. Estos personajes femeninos representaban la mejora de la identidad y los deseos japoneses de la posguerra (Coates, Jennifer, 2017):

Esta asociación del cuerpo femenino con la nación se refleja en el cine yakuza de posguerra en el frecuente vestuario de la heroína yakuza femenina en rojo y blanco, el color de la bandera japonesa.

Estas actrices asumieron roles patriarcales, incluso para sus personajes femeninos -protegiendo a otras mujeres, niños y trabajadoras sexuales. Coates (2017) explica la importancia de que las mujeres asuman este papel típicamente masculino:

Si bien la heroína yakuza es un modelo de individualismo y emancipación femenina, las motivaciones que subyacen a su actuación de género están incrustadas en los valores patriarcales neoconfucianos. De este modo, las heroínas de la yakuza de los años cincuenta y sesenta suturan una actuación japonesa formada por la política de ocupación en un contexto japonés «tradicional» imaginado.

La yakuza llegó a simbolizar el nuevo Japón y la nueva independencia japonesa. La mezcla de actividades legales e ilegales de la organización criminal les permite existir en una zona gris. Aparecen como fraternidades y como héroes; aparecen como peligrosos criminales y honorables rufianes. El Japón moderno puede remontar gran parte de su cultura y costumbres a la larga paz del periodo Tokugawa. La yakuza se cuenta entre ellas. En muchos aspectos, Japón se habría desarrollado por un camino diferente sin la yakuza.

Adelstein, Jake (2010) The Last Yakuza. World Policy Journal 27 (2). 63-71.

Bosmia, Ananda y otros (2014) Yubistume: ritualistic self-amputation of proximal digits among the Yakuza. J. Inj Violence Res. 6 (2) 54-56.

Coates, Jennifer (2017) Gambling with the Nation: Heroínas del cine japonés de la Yakuza 1955-1975. Japanese Studies 37 (3) 353-369.

Hill, Peter (2004) The Change Face of the Yakuza. Global Crime. 6 (1) 97-116.

Hill, Peter (2003) Heisei Yakuza: Burst Bubble and Botaiho Social Science Japan Journal. 6 (1) 1-18.