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Por qué se nos hace un nudo en la garganta cuando estamos tristes?

Ya sea que nos invada la alegría en una hermosa ceremonia de boda, o que acabemos de ver los primeros devastadores 15 minutos de Up y ahora nos cuestionemos nuestra propia existencia fugaz, nuestros cuerpos responden prácticamente de la misma manera: con lágrimas.

Pero no son sólo las lágrimas las que acompañan a la gran tristeza o a la alegría: también tenemos ese extraño nudo en la garganta. Entonces, ¿qué provoca una reacción física en una parte del cuerpo, cuando estamos llorando con otra? Pues prepárate, porque aquí viene algo de ciencia deliciosa.

Para entender por qué se nos hace un nudo en la garganta, primero hay que hablar en general de por qué lloramos, y de lo que pasa dentro de nuestro cuerpo cuando lo hacemos.

La razón exacta por la que lloramos es una especie de misterio, pero hay pruebas sólidas que sugieren que el llanto es una forma de comunicación no verbal que hemos desarrollado como criaturas increíblemente sociales.

Esto significa que el llanto nos sirve para informar a las personas que nos rodean de nuestro estado emocional y, por lo tanto, obtener su apoyo. Como nos explicó Bec Crew el año pasado:

«Las lágrimas emocionales aparecen en momentos en los que se siente una pérdida de control, y los científicos creen que, junto con otras reacciones físicas como el aumento del ritmo cardíaco y la ralentización de la respiración, nuestras lágrimas cargadas de hormonas del estrés y endorfinas están ahí para estabilizar rápidamente el estado de ánimo, y quizás actúen como una señal muy obvia para quienes nos rodean de que podemos necesitar algunos mimos.»

Estos momentos íntimos y lacrimógenos en los que somos consolados por otra persona nos ayudan a solidificar nuestras relaciones personales, que son vitales para nosotros los humanos.

Hacer más fuertes los vínculos no es la única razón que se sospecha. Algunos investigadores creen que el llanto fue en su día una forma de someternos a los atacantes.

Al mostrar signos de sumisión, un atacante -probablemente otro humano- se apiadaría de nosotros y nos dejaría en paz (o al menos vivos). Obviamente, esto no suele ser una buena defensa contra, por ejemplo, el ataque de un león, porque a ellos no les podrían importar menos tus emociones.

Con esto en mente, ¿qué ocurre internamente -a nivel físico- cuando empezamos a emocionarnos?

Como explica Nick Knight para The Independent, el sistema nervioso autónomo -el sistema general que controla otros sistemas nerviosos como el sistema nervioso simpático- se pone en marcha y provoca un montón de reacciones diferentes dentro de su cuerpo dependiendo de las circunstancias.

Este es el mismo sistema que controla su respuesta de «lucha o huida» junto con otras funciones corporales inconscientes como la digestión. Cuando este sistema pasa al modo hiperactivo, primero envía oxígeno a todo el cuerpo para facilitarle el golpe en la cara o la huida en dirección contraria hacia un lugar seguro.

Para distribuir el oxígeno a todos los músculos, su cuerpo debe primero inspirarlo. En un esfuerzo por tomar más aire, el sistema nervioso le dice a la glotis -la abertura de la garganta que lleva el aire a los pulmones sin llevarse la comida- que permanezca abierta el mayor tiempo posible. En otras palabras, la garganta se abre más de lo normal porque una mayor abertura significa más aire.

En realidad, no sientes que la glotis se abre mucho. Si lo hicieras, la vida cotidiana te resultaría muy extraña. Sin embargo, lo que sientes es la tensión muscular causada por tu cuerpo que intenta mantener la glotis abierta incluso cuando tragas.

Normalmente, cuando no estás llorando, tu glotis se abre y se cierra cuando tragas durante todo el día. Esto garantiza que la comida y la saliva vayan por un lado y el aire por otro, sin que se mezclen entre ellos.

Pero, cuando lloras o estás a punto de llorar, tu glotis intenta mantenerse abierta, pero se ve forzada a cerrarse cada vez que tragas. Esta tensión afecta a los músculos de la garganta, dando la sensación de bulto.

La sensación de bulto se denomina en realidad sensación de globo, y le ocurre a todo el mundo en estas situaciones de estrés. Normalmente, esta sensación se disipa rápidamente una vez que te calmas y tu glotis vuelve a funcionar como antes.

En cuanto a las lágrimas, el proceso ocurre de forma muy parecida: tu sistema nervioso provoca la producción de lágrimas.

Obviamente, como cualquiera que haya llorado alguna vez sabe muy bien, el llanto también provoca un montón de otros efectos secundarios, como secreción nasal, cara roja y posiblemente incluso dolor de cabeza. Todo esto se debe al hecho de que los conductos lagrimales están tan estrechamente conectados con los senos paranasales que básicamente te convierten en una bola de mocos.

Así que imagina, si quieres, que alguien rompe contigo (lo siento, no es real, ¡no te preocupes!). Cuando te llega la noticia, tu sistema nervioso se pone en marcha y desencadena tu respuesta de lucha o huida. Tu cuerpo empieza a tratar de hacer circular más oxígeno hacia tus músculos, a la vez que activa tus conductos lagrimales.

Cuando empiezas a llorar, también empiezas a respirar más fuerte para conseguir más oxígeno en tu sistema. Para compensar esto, tu glotis se mantiene abierta. En este punto, estás llorando de verdad. Las lágrimas caen y la mucosidad se acumula en la nariz y la garganta, lo que hace que tragues.

En cuanto lo haces, los músculos de la garganta se confunden y cierran la glotis, que básicamente se mantiene abierta, y esa tensión provoca el nudo dentro de la garganta. Ya no hay nada más que hacer, salvo poner el canal Hallmark y escopetear unas cuantas tarrinas de Ben and Jerry’s (preferiblemente Chunky Monkey).

¡Ahí lo tienes! Ese nudo en la garganta es, en realidad, tu cuerpo siendo increíble, transformándote en una mejor máquina de respirar.