Las libélulas son insectos que pertenecen al orden de los Odonatos. Su principal diferencia con otros insectos similares (como las damiselas) es el hecho de que las libélulas mantienen sus alas abiertas, planas y alejadas del cuerpo mientras están en reposo. Pero, ¿te has preguntado alguna vez por qué las llamamos libélulas cuando, en realidad, no se parecen en nada a los dragones?

Averigüémoslo.

Una de las primeras referencias al nombre ‘libélula’ se encuentra en el libro Sylva Sylvarum, or a Naturall Historie: In Ten Centuries (Classic Reprint) de Francis Bacon – una lectura realmente fascinante sobre antiguas enseñanzas, observaciones y experimentos (Consíguelo en Amazon). Aunque no podemos estar seguros al 100%, se cree que Bacon recogió un nombre folclórico muy común que se usaba en la época. Y esto no debería sorprender, ya que las libélulas eran muy utilizadas en el folclore de todo el mundo y se creía que alguna vez fueron dragones. (el artículo continúa después del anuncio)

Por ejemplo, en el folclore rumano la libélula era el caballo de San Jorge. Según el mito, después de que San Jorge hiriera al dragón, su caballo fue maldecido por el diablo y se convirtió en un insecto volador gigante. Por eso, en el idioma rumano la palabra libélula se traduce como Caballo del Diablo. En rumano ‘drac’ significa tanto diablo como dragón mientras que en inglés, se traduce como libélula.

En el folclore sueco, las libélulas son utilizadas por el Diablo para pesar las almas de las personas. Debido a la forma de su cuerpo que, con un poco de imaginación, se asemeja a un instrumento de pesaje, la gente creía que el Diablo enviaba libélulas para rodear a una persona y obtener la medida de su alma. Por eso, en sueco se las llama el acerico del diablo (Skams besman).

Se cree que la razón por la que las libélulas inspiran, en su mayor parte, mitos negativos, se debe a la forma de su cuerpo, que parece una aguja en el extremo (de hecho, uno de sus apodos es «aguja de zurcir del diablo»), a sus erráticos patrones de vuelo y a sus brillantes alas.

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