¿La guerra del presidente Obama contra el carbón? Algunas perspectivas históricas
Por Charles Herrick
En el caso Massachusetts v. EPA (2007), el Tribunal Supremo dictaminó que los gases de efecto invernadero son contaminantes según las disposiciones de la Ley de Aire Limpio de 1970. En virtud de esta sentencia, la Agencia de Protección Ambiental determinó que las emisiones de gases de efecto invernadero ponen en peligro la salud pública y el bienestar de las generaciones actuales y futuras. En respuesta a la declaración de peligro de la EPA, el gobierno de Obama desarrolló un programa de regulación de los gases de efecto invernadero llamado Plan de Energía Limpia. Con herramientas consagradas como las inversiones en eficiencia energética, el despliegue de tecnologías de energía renovable, las mejoras en la eficiencia térmica de las centrales eléctricas de carbón existentes y el aumento de la utilización de unidades de generación de baja emisión, el Plan de Energía Limpia tenía como objetivo reducir las emisiones de gases de efecto invernadero del sector energético en aproximadamente un tercio para 2030.
El 9 de octubre de 2017, el administrador de la EPA, Scott Pruitt, anunció la decisión de la agencia de derogar el Plan de Energía Limpia. «La guerra contra el carbón ha terminado», declaró Pruitt en un evento de anuncio en Kentucky, y continuó diciendo: «La EPA y ninguna agencia federal debería utilizar nunca su autoridad para decirles: vamos a declarar la guerra a cualquier sector de nuestra economía.» Y añadió, para concluir, que «la pasada administración estaba utilizando todo su poder y autoridad para usar la EPA para elegir ganadores y perdedores sobre cómo generamos electricidad en este país. No es raro que los presidentes y otros altos funcionarios invoquen la metáfora de la «guerra» en un esfuerzo por despertar una base política y galvanizar el apoyo en la búsqueda de objetivos políticos. Por ejemplo, Lyndon Johnson libró una guerra contra la pobreza, Richard Nixon una guerra contra el cáncer y Ronald Reagan una guerra contra las drogas. Algunos incluso recuerdan la guerra de J. Edgar Hoover contra el crimen. Como sugiere una revisión de las circunstancias históricas seleccionadas, el uso de Pruitt de la metáfora de la guerra para caracterizar el Plan de Energía Limpia es, en el mejor de los casos, engañoso y, en algunos aspectos, francamente inexacto.
Al igual que todos los sectores económicos, la industria de la energía puede verse afectada por una variedad de factores, incluyendo las tendencias del mercado, los cambios en la preferencia de los consumidores y el valor público, y la implementación de acciones reguladoras destinadas a abordar las preocupaciones de los votantes con respecto a la salud pública, la seguridad de los trabajadores, la competitividad económica o la protección del medio ambiente. A lo largo del último siglo, los cambios en el valor social, las tendencias del mercado y las políticas públicas han afectado a la suerte del sector del carbón. Como sugiere la cronología, muchos de estos cambios han sido posibles gracias a la libre circulación de ideas y a los avances de la ciencia y la tecnología.