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Corea: Historia de la división entre el Norte y el Sur

Durante cientos de años, Corea ha sido un campo de batalla de naciones e ideas enfrentadas, pero el último siglo -posiblemente el más oscuro de la historia de la península- la ha visto dividida como nunca antes.

Empezó con la lucha entre Rusia y Japón por el control del país en 1904.

Japón aprovechó su victoria para anexionarse Corea en 1910, habiendo instalado ya un líder títere. El emperador Sunjong fue el último líder coreano «unido» y el último emperador de una dinastía que se remonta a 500 años atrás.

Para cuando murió en 1926, los japoneses tenían el control absoluto e intentaban socavar la identidad cultural única de Corea. La lengua y las costumbres coreanas fueron suprimidas y, en un momento dado, Tokio incluso intentó imponer una ley que establecía que todos los segundos nombres debían ser japoneses.

Eso, y otras desigualdades, dejaron un sentimiento antijaponés entre los coreanos que perdura hasta hoy.

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Cuando el imperio japonés fue desmantelado al final de la Segunda Guerra Mundial, Corea fue víctima de la Guerra Fría. Se dividió en dos esferas de influencia a lo largo del paralelo 38.

Los estadounidenses controlaban el sur de la línea – los rusos instalaron un régimen comunista en el norte, cediendo posteriormente su influencia a China.

En 1950 el Norte lanzó un ataque sorpresa a través del paralelo 38 y tomó rápidamente la mayor parte del Sur. Las Naciones Unidas apoyaron entonces lo que llamaron una «acción policial» para repeler el avance y la Guerra de Corea, que duraría tres años, había comenzado.

La mayoría de las tropas del lado de la ONU eran estadounidenses, pero 90.000 soldados británicos participaron en la lucha contra el Ejército Rojo Chino y más de 1.000 murieron, muchos de ellos reclutas.

Para cuando se firmó un armisticio en julio de 1953, habían muerto 2,5 millones de personas. La línea de división permaneció donde había empezado: en el paralelo 38.

Después de la guerra, la economía de Corea del Sur prosperó bajo una serie de dictaduras capitalistas y el país acabó convirtiéndose en una democracia. Corea del Norte sigue siendo un caso perdido económico y un estado policial que ha sido gobernado por la misma familia durante tres generaciones. Primero fue Kim Il-Sung, luego su hijo Kim Jong-Il y ahora el nieto Kim Jong-Un.

El legado de ese oscuro siglo ha dejado la seguridad de Corea del Sur garantizada por un tratado de defensa estadounidense, y a Corea del Norte atada a un pacto militar con China en caso de ser atacada.

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