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Los biólogos han descubierto por primera vez que este insecto también se alimenta de plantas. El doctor Rod Dillon, de la Universidad de Lancaster (Reino Unido), tuvo la idea mientras almorzaba tomates.

«Me pregunté si los flebótomos chupasangre de mi laboratorio se alimentarían de tomates porque se sabe que les gustan las plantas». Comentó su idea con su co-investigador, el Dr. Fernando Genta, en Brasil, quien extendió la idea a las chinches besuconas.

Durante más de cien años, la literatura científica ha aceptado que estos insectos se alimentan exclusivamente de sangre. Sin embargo, esta investigación demuestra que también consumen azúcar y nutrientes de las frutas.

Uno de los resultados más importantes fue la reducción de la mortalidad de los bichos tras la ingestión de sangre, que bajó del 40% a cerca del 20%.

El Dr. Dillon dijo: «Esto significa que están más sanos, ya que tienen más energía, pueden vivir más tiempo y picar a más personas».

Los insectos que consumieron tomates mostraron un mayor aumento de peso tras el suministro de sangre, lo que indica un incremento del volumen de sangre ingerido.

El Dr. Genta dijo: «El descubrimiento añade un nuevo elemento al ciclo vital de las chinches besuconas y repercutirá en el conocimiento de la transmisión de la enfermedad de Chagas y en las estrategias de control de esta enfermedad».

La investigación dirigida por Fernando Genta y Héctor Díaz en el Instituto Oswaldo Cruz (IOC) de Río, Brasil, contó con la participación de Rod Dillon, de la Universidad de Lancaster, así como de los laboratorios de Biología Molecular de los Insectos; Epidemiología y Sistemática Molecular; y Ecoepidemiología de la enfermedad de Chagas del Instituto Oswaldo Cruz. La Universidad Federal Fluminense (UFF) de Brasil, el Instituto Nacional de Ciencia y Tecnología para la Entomología Molecular y la Universidad de Liverpool también contribuyeron al trabajo.