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William Wallace: ¿quién fue el rebelde escocés que desafió a Eduardo I?

Cuando uno piensa en el héroe escocés William Wallace, se le perdonaría que primero se imaginara al actor Mel Gibson cubierto de pintura azul y gritando «¡Libertad!». Por muy querida que sea la película Braveheart, de 1995, poco aporta sobre la verdadera historia del leonizado rebelde escocés.

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La ejecución de Wallace, el 23 de agosto de 1305, es de lo más truculenta. Declarado culpable de traición, fue llevado a la Torre de Londres, donde fue desnudado, atado a una valla y arrastrado por las calles por los caballos. A continuación, fue ahorcado, descuartizado y se le quemaron las entrañas.

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Precipitando esta espeluznante muerte hubo años de liderar la primera resistencia organizada contra el dominio inglés en Escocia. A principios del siglo XIII, Escocia había sido un país pacífico bajo el gobierno de Alejandro III. Tras su muerte en 1286, la corona pasó a Margarita, la Doncella de Noruega, de tres años de edad. Su repentina desaparición en 1290 sumió al país en la confusión. Para evitar una guerra civil, se pidió a Eduardo I de Inglaterra que arbitrase a favor de los nobles escoceses que competían por el trono, cosa que hizo, pero luego se dedicó a socavar la autoridad del monarca elegido, John Balliol. En 1296, el rey de Inglaterra lo invadió.

William Wallace es un hombre de orígenes turbios, pero para entonces probablemente ya tenía experiencia militar, posiblemente en la campaña galesa de Eduardo. Su primer acto de desafío documentado fue el asesinato de un sheriff en mayo de 1297; un poema del siglo XV de dudosa veracidad sugiere que el asesinato de la esposa de Wallace fue el catalizador de este hecho. A continuación, se unió a otros líderes militares en escaramuzas contra las fuerzas inglesas y, en septiembre, ganó una batalla campal en el puente de Stirling, a pesar de estar ampliamente superado en número. Wallace, que ya había demostrado ser un líder militar competente, fue nombrado posteriormente Guardián de Escocia, el jefe de Estado de facto; Balliol se había visto obligado a abdicar en 1296.

Wallace volvería a luchar contra el ejército de Eduardo I en Falkirk, una derrota devastadora que le llevó a dimitir como Guardián. Sus movimientos después de esto no están claros, pero se cree que viajó al continente para buscar apoyo para la causa escocesa. En 1303, muchos de sus compatriotas se sometieron a Eduardo como su señor, pero Wallace se negó a hacerlo.

El 5 de agosto de 1305, un caballero escocés leal a Eduardo, John de Menteith, entregó a Wallace a los soldados en Robroyston. Juzgado por traición sin jurado, abogados ni posibilidad de defenderse, fue declarado culpable. Él negó los cargos, diciendo: «No podía ser un traidor a Eduardo, porque nunca fui su súbdito». Después de su ejecución, su cabeza fue colocada en una pica en el puente de Londres, mientras que sus miembros fueron expuestos por todo el país.

Desde entonces, su vida ha sido romantizada en la literatura y en la gran pantalla. Hoy en día, es visto como el verdadero espíritu de la independencia escocesa.

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Este contenido apareció por primera vez en el número de agosto de 2018 de BBC History Revealed