Situada en una meseta en lo alto de las colinas de la Beira Alta, la capital regional de Viseu conserva un aire medieval en lo que fue un centro amurallado y ha sido un importante cruce de caminos desde la época romana. De hecho, los romanos mantenían aquí una gran guarnición de soldados, la más importante aún por descubrir por los arqueólogos en Portugal y cuyos edificios cubrían, al parecer, unas 40 hectáreas cuadradas.

Aunque no es famosa por su bulliciosa vida nocturna, Viseu es una ajetreada ciudad de provincias llena de tesoros artísticos, iglesias históricas y una fuerte cultura de artesanía local. Rodeada de ricas tierras de cultivo y pastos de ovejas, la zona también es conocida por sus excelentes quesos y es el centro de producción de los vinos de Dão. La mayoría de los viñedos cuentan con cepas de al menos medio siglo de antigüedad, por lo que la producción de vino es una tradición muy arraigada. Los tintos se comparan a veces con los de Borgoña por su color granate y su cuerpo, y los blancos son cada vez más populares en todo el mundo. El especial atractivo de estos vinos se debe en gran medida a la altitud y, por tanto, a la temperatura de la tierra y a las cepas de uva únicas resultantes. Los artesanos locales producen una gran variedad de artesanía, desde intrincados encajes hechos a mano hasta la cerámica negra típica de la zona, todo ello disponible en los mercados locales de la región.

Dentro de la ciudad, el museo Grão Vasco ofrece la oportunidad de ver la obra internacionalmente respetada del artista del siglo XV Vasco Fernandes, que presta su nombre al museo e incluso a un vino local. La influencia de sus contemporáneos flamencos es notable, y es reconocido por el detalle y el naturalismo de su obra. También se exponen otros pintores portugueses de la época y otros más recientes, así como algunos ejemplos de escultura especialmente buenos. Otro hijo famoso de esta ciudad es el compositor Augusto Hilário, a quien se atribuye la creación del estilo de fado típico de otra gran ciudad de Beira, Coimbra, en la década de 1890.

Al estar situada en el punto más alto, la Catedral domina la ciudad con sus dos torres. Después de muchas reformas, ahora muestra poco del estilo del siglo XIII en el que fue construida, pero sigue siendo un edificio importante con un claustro que cuenta con dos plantas, un museo de arte sacro y un techo atractivamente pintado en la sacristía. Además de la Sé, en Viseu abundan las iglesias y los conventos, y la Igreja dos Terceiros de São Francisco es famosa por su trabajo dorado.

Paulo Magalhães

Sin embargo, uno de los mayores atractivos de Viseu se encuentra en las montañas y colinas que rodean la ciudad. Al sur y al sureste, la Serra da Estrela es uno de los destinos recreativos más populares de los portugueses durante todo el año y contiene los puntos más altos de Portugal continental. En los meses más fríos se pueden practicar deportes de invierno, como el esquí, en sus cumbres nevadas, y durante el verano es un lugar tranquilo y hermoso en el que pasear, pescar, hacer picnic y acampar. Varias rutas guían al conductor a través de la cordillera, con impresionantes vistas, lagos, gargantas, arroyos, pequeñas aldeas remotas y algunos lugares que parecen increíblemente inalterados por la vida moderna. El río Mondego nace aquí y la vida salvaje prospera en muchas formas, incluidos los lobos. Tradicionalmente, los perros que se quedaban en las colinas para proteger los rebaños de ovejas llevaban collares con largas púas metálicas para protegerse de sus primos salvajes u otros depredadores. Estos perros han sido típicamente una raza resistente y única en las montañas de la Estrela – el Cão da Serr