Utilidad de la ablación por radiofrecuencia pulsada en la xifodinia
La xifodinia es un síndrome potencialmente debilitante caracterizado por un marcado dolor xifisternal que se replica a la palpación. Históricamente, el tratamiento estándar ha consistido en una combinación de inyecciones de esteroides y/o anestésicos, aunque la eficacia a largo plazo ha sido debatida.1 En este artículo, revisamos un caso de xifodinia y discutimos la utilización de la ablación por radiofrecuencia pulsada (ARF) como un nuevo enfoque de tratamiento potencial para la afección, destinado a proporcionar un alivio a largo plazo en comparación con las opciones de tratamiento convencionales.
Acerca de la xifodinia
La xifodinia es un síndrome de dolor por hipersensibilidad que se cree que está causado por una apófisis xifoides irritada o inflamada. Se caracteriza por un marcado dolor xifisternal que se replica a la palpación moderada, con posible remisión al tórax, el abdomen, la garganta, los brazos o la cabeza.2 El primer caso comentado en la literatura se documentó en 1712, según informaron Lipkin, et al.3 Desgraciadamente, la verdadera incidencia de esta afección desde entonces no ha quedado clara. Algunos creen que es una afección rara,4-6 mientras que Lipkin et al., estimaron que está presente en aproximadamente el 2% de la población mundial general.3
En general, se acepta que la xifodinia puede ser una afección potencialmente debilitante que afecta gravemente a la función. El síndrome sigue siendo un diagnóstico de exclusión, ya que puede imitar el dolor del síndrome coronario agudo (SCA),1,2,5,6 y puede ser comórbido con otras afecciones, como la artritis, la enfermedad por reflujo gastroesofágico, la colecistitis y la úlcera péptica.3,6 Se cree que los traumatismos son un factor que contribuye al desarrollo de la xifodinia,2,7 incluidas las lesiones por aceleración/desaceleración, los traumatismos contusos,2 el levantamiento de objetos pesados no acostumbrados,4 y las lesiones laborales.7
La duración de los ataques de dolor suele ser de minutos a varias horas, con múltiples recurrencias diarias. Si no se trata, el síndrome puede durar semanas o meses y rara vez se prolonga durante años, aunque generalmente se espera que desaparezca espontáneamente.3 El tratamiento para los casos refractarios ha consistido en gran medida en una combinación de anestésicos locales y/o esteroides.2-4 Otros tratamientos con éxito variado en la literatura incluyen los AINE,7 la terapia con láser de baja intensidad,2 y, en ciertos casos, la xifoidectomía.1,3
La ARF, un procedimiento que está ganando cada vez más popularidad dentro de la literatura médica, implica el uso de ondas electromagnéticas alternas para modular la transmisión de las señales de dolor sin causar neurolisis.8 Aunque no se ha demostrado el mecanismo exacto de acción de la ARF pulsada, una teoría muy debatida implica la modulación de la expresión génica a través de un marcador de neuroactividad, c-Fos.8,9 Las ventajas potenciales de esta modalidad incluyen la disminución de la probabilidad de degeneración tisular y neuritis asociada a la ARF convencional.10 La ARF pulsada se ha estudiado más comúnmente como opción de tratamiento para el dolor axial, facial y radicular.8,9
¿Podría la ablación por radiofrecuencia (ARF) proporcionar un mejor alivio del dolor a largo plazo? (Fuente: 123RF)
Caso de un paciente
Un varón de unos 40 años con antecedentes de trastorno por estrés postraumático (TEPT), ansiedad, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y dependencia del alcohol se quejaba de tener dolor en el esternón desde hacía aproximadamente 20 años. No ha tenido un traumatismo directo en la región xifisternal, pero ha estado expuesto a explosiones durante su estancia en el ejército. El estudio previo de la etiología del dolor incluyó la exclusión de un SCA, que reveló una prueba de esfuerzo cardíaco normal, y una prueba de imagen del tórax negativa para cualquier patología significativa.
El paciente compartió que, en el pasado, el consumo de alcohol le ayudaba con su dolor crónico. Se había sometido a múltiples inyecciones en el xifoides con lidocaína y metilprednisolona que le proporcionaron un alivio del dolor del 100% durante dos o tres meses cada una. En la clínica del dolor, su examen fue notable por la sensibilidad a lo largo del esternón inferior, y se hizo un diagnóstico de xifodinia. Dada esta respuesta y los beneficios positivos de sus inyecciones, se sometió a RFA pulsada en el xifoides. A los dos meses de seguimiento, el paciente seguía teniendo un 100% de alivio sostenido del dolor, lo que atribuyó a su recuperación de la dependencia del alcohol.
Aproximadamente 10 meses después del procedimiento, el dolor empezó a volver, y el paciente recibió otra inyección en el xifoides con lidocaína y metilprednisolona. Aproximadamente un año después del procedimiento inicial, el paciente se sometió a una segunda ARF pulsada en la apófisis xifoides y desde entonces (más de 12 meses hasta la fecha) ha permanecido sin dolor xifisternal (véase la figura 1).
Discusión
Entre las etiologías musculoesqueléticas del dolor torácico, la xifodinia puede considerarse en pacientes refractarios a otros tratamientos. Como se ha señalado, el diagnóstico de xifodinia puede hacerse sobre la base de una exploración física que muestre una marcada sensibilidad a la palpación de la apófisis xifoides, con posible remisión del dolor al tórax, al abdomen, a la garganta, a los brazos o a la cabeza.2
En el caso de este paciente, la inyección fue transitoriamente terapéutica y, tras la exclusión de otra patología, se hizo el diagnóstico de xifodinia al tener en cuenta los hallazgos de sensibilidad a la palpación en la región. La aparición de este dolor puede estar asociada a un traumatismo previo en la región xifisternal o cerca de ella.
Yapici Ugurlar, et al, plantearon que los microtraumatismos repetidos pueden dar lugar a fracturas por estrés, a nuevas formaciones óseas y a la protrusión y el dolor en el xifoides.7 Es posible que dicha reestructuración pueda explicar el dolor característicamente reproducible en la apófisis xifoides. Aunque el mecanismo de acción no se conoce del todo, se cree que la ARF pulsada puede ejercer sus efectos analgésicos a través de una vía independiente de la temperatura que implica un campo eléctrico que se alterna rápidamente.8
En base a una revisión de la literatura, este caso parece ser el primero de este tipo que informa sobre el uso de la ARF pulsada para la xifodinia. El enfoque puede inducir un alivio del dolor más eficaz y a largo plazo que los métodos convencionales de tratamiento de la xifodinia. Por este motivo, creemos que los médicos deberían considerar la ablación por radiofrecuencia pulsada para quienes presentan xifodinia cuando otros tratamientos resultan ineficaces.
Ver fuentes
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