Tradicionalmente, la buena salud ha significado sólo la ausencia de enfermedad, y la asistencia sanitaria se ha centrado en el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades. Si no estabas enfermo, se te consideraba sano. ¿Pero qué pasa con el bienestar? La Organización Mundial de la Salud amplió nuestra comprensión de la salud diciendo que ésta es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no sólo la ausencia de enfermedad. Así que, en otras palabras, si se está libre de enfermedad, eso es bueno, pero el mejor estado de salud es tanto la ausencia de enfermedad como la presencia de bienestar.
Recientemente, se ha prestado cada vez más atención al bienestar, que es un concepto más amplio que la simple salud. Aunque la ausencia de enfermedad es un componente de la salud, no indica que se esté realmente en un estado de bienestar. El bienestar no es sólo la ausencia de enfermedad. Es un proceso proactivo diseñado para ayudarle a alcanzar niveles óptimos de bienestar, para usted. El bienestar se refiere a vivir la mejor vida posible, independientemente de si se padece una enfermedad o una discapacidad.

Investigaciones considerables, realizadas en múltiples centros académicos de todo el mundo, así como nuestras propias investigaciones, muestran que existe un hambre mundial de bienestar mental. Además, hay pruebas claras de que existe un «déficit de bienestar» de proporciones epidémicas. Creemos que la ausencia o la reducción de la sensación de bienestar debe ser identificada y atacada. Hace algunos años, acuñamos la frase Trastorno por Déficit de Bienestar, para destacar que el bienestar, y su ausencia, es un «trastorno» que merece legítimamente nuestra atención. Aunque actualmente este trastorno no existe en ninguno de nuestros sistemas de diagnóstico y clasificación establecidos, es sin embargo muy real.

¿Es posible que exista realmente un déficit de bienestar? ¿Cómo es posible en el país de la abundancia? ¿No vivimos en una época de abundancia? Los mercados de valores están en alza, los alimentos son fáciles de conseguir y la mayoría de nosotros tenemos un techo sobre nuestras cabezas y recursos financieros para cuidar de nosotros mismos y de nuestras familias. ¿No debería ser esto suficiente para crear felicidad y satisfacción? La triste verdad es que satisfacer las necesidades básicas, aunque es increíblemente importante, no es garantía de poseer un bienestar mental óptimo.

Cuando nos enfrentamos a un reto mental o físico, este déficit se amplifica. Las profesiones médicas y psiquiátricas, debido a su formación, están muy centradas en el tratamiento de las enfermedades. A menudo olvidamos que el bienestar es una parte esencial de la buena salud y merece nuestra atención. El trastorno por déficit de bienestar, si está presente, merece ser identificado y tratado. El Programa de Bienestar WILD 5 fue creado para abordar directamente esta crisis de salud pública.