Decir que soy un poco irlandesa sería quedarse corto. Tengo irlandeses en ambos lados de mi familia (y mis bisabuelos vinieron a través de Ellis Island), y me casé con un irlandés cuyo apellido es Meehan. Nuestros hijos se llaman Kieran y Finn. Mi apellido de soltera es Reilly. En realidad, lo único que nos falta es un duende como mascota.

Y aunque no me apresuro a beber cerveza verde ni a tomar chupitos interminables de Jameson el día de San Patricio, sí me gusta celebrarlo con mucha comida de temática irlandesa.

Comenzando por el desayuno.

Comenzando por las tortitas, para ser más exactos. Panqueques con un toque de whisky y café y luego bañados en un dulce jarabe de whisky. Oh, sí. Vamos allá.

Las tortitas en sí saben como una taza de café irlandés – dulce y caliente y un toque travieso. ¡Y el sirope! Oh, Dios mío, podría imaginarme este sirope de whisky en tantas, tantas cosas. Las tostadas francesas podrían ser mi próximo experimento. O quizás como sustituto del sirope simple normal en un cóctel. Es dulce y almibarado, tal y como se espera, pero con un toque extra. Es tan delicioso.

Así que, como ya sabréis porque he hablado de ello muy a menudo en el pasado, los desayunos dulces no son lo mío. Soy una persona salada hasta la médula. Dame todos los huevos y las tostadas de aguacate, por favor. Pero de vez en cuando, en ocasiones especiales, me apetece hacer un desayuno más dulce.

A Kieran le encantan las tortitas, y aunque no le serviría éstas específicamente, es un desayuno dulce habitual en nuestra casa. Se emociona mucho cuando anunciamos que los panqueques son para el desayuno, y esos momentos de inocencia y alegría de la infancia son para lo que vivo estos días.

Estas son definitivamente una versión para adultos de las tortitas, entre el café y la bebida, pero aunque tengas que comerlas en privado, a escondidas de tus hijos, merecen la pena.

La masa empieza como la mayoría de las masas para tortitas: harina, azúcar, huevos, suero de leche, etc. Yo añado el aspecto del café irlandés mezclando un poco de café expreso en polvo (el café instantáneo también funcionaría) y un trago de whisky irlandés. Y aunque me siento inmediatamente desviada al hacer esto, el sabor que añade es fenomenal. Si el whisky en el desayuno no es lo tuyo (totalmente justo), ¡puedes omitirlo! Las tortitas de café seguirían siendo fantásticas.

Mientras se cocinan las tortitas, hago el sirope de whisky reduciendo primero un poco de whisky en el fuego. Se trata de reducirlo un poco para quitarle algo de brillo y sacar los azúcares. A continuación, añado el azúcar y un poco de sirope de arce y hiervo a fuego lento hasta que el azúcar se disuelve (como si se tratara de un sirope simple). Y como prefiero el sirope caliente en las tortitas, los gofres, etc., lo dejo en el fuego hasta que estoy lista para servir las tortitas.

El brebaje hace que toda la casa huela de maravilla. Lo embotellaría y lo pondría en una vela si pudiera. Vela de panqueques de café irlandés. Sí. Hagámoslo.

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