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Tina Turner: Por qué la reina del rock’n’roll sigue siendo sencillamente la mejor

Influencia cultural omnipresente

Aunque Tina Turner dejó los focos hace más de una década, no hay que buscar mucho para encontrar pruebas de su impacto cultural. ¿Recuerdas los primeros días de la carrera en solitario de Beyoncé, su aparición en los Grammys de 2004 con Prince? Eso es todo Tina Turner, desde el minivestido con lentejuelas hasta los movimientos de cabeza. Cuando, cuatro años más tarde, Queen Bey subió al escenario de los Grammys con la mismísima Reina del Rock’n’Roll, quedó claro quién se llevó la corona.

Al haber formado parte de casi todos los desarrollos musicales clave desde el nacimiento del rock’n’roll, es imposible pasar por alto lo omnipresente que ha sido la influencia de Turner. Como una de las coristas de Ike Turner a finales de los años 50, Turner aprendió su arte escénico con el hombre al que se le atribuye la grabación de la primera canción de rock’n’roll, Rocket 88. En el centro de The Ike & Tina Turner Revue durante los años 60, contribuyó a dar forma a la música soul al tiempo que mostraba a una generación de mujeres cómo desarrollar una presencia poderosa y, como los fans aprendieron tras las impactantes revelaciones de su autobiografía de 1986, I, Tina: My Life Story, cómo sobrevivir a una relación abusiva.

¿Qué tiene que ver el amor?

Hacer público el abuso que sufrió a manos de su ex marido (el divorcio de Ike y Tina finalizó en 1978) fue un acto de valentía y desafío, cuyo impacto aún puede sentirse en la era #MeToo. Al alzar la voz, sin miedo, contra un hombre poderoso de la industria, Turner abrió un camino tan caliente como el que dejaron sus ardientes actuaciones en directo. Pero he aquí una artista que supo sobrevivir a enfrentamientos incalificables con matones inseguros y convertirlos en gran arte: a lo largo de los años 60 y principios de los 70, fue la voz de Turner la que impulsó los singles más notables de la época de un Phil Spector en decadencia: River Deep – Mountain High (1966), el ganador del Grammy Proud Mary (1971), Nutbush City Limits (1973). En 1991, volvió a lanzar este último tema a las listas de éxitos, pero esta vez en solitario y con sus propios medios.