Cuando una persona pide el divorcio, o al menos lo plantea por primera vez, es común que el otro cónyuge se pregunte si puede salvar el matrimonio. No están seguros de que el divorcio sea inevitable todavía. Creen que todavía pueden arreglar las cosas.

Eso puede ser cierto. Las relaciones pasan por altibajos. Sin embargo, puede que ya haya pasado el punto de no retorno. Podría ser que su cónyuge no sacara el tema del divorcio hasta que estuviera 100% seguro de que iba a seguir adelante sin importar qué. Durante esa conversación, si te dicen las siguientes cosas, es posible que hayas llegado a ese punto:

• Incluso si cambiaras tu comportamiento o tus acciones, seguirían queriendo acabar con el matrimonio.
• Han pensado en un futuro contigo y simplemente no lo ven como una posibilidad.
• Ya están siendo infieles al matrimonio y han pasado página emocionalmente.
• Se sienten apáticos con todo el asunto. Puede que tú quieras arreglar la relación, pero a ellos, sinceramente, no les importa.
• Han dejado que el resentimiento se acumule durante mucho tiempo. La solicitud de divorcio no vino después de un solo acontecimiento.
• Ni siquiera quieren intentar una terapia porque saben que no les ayudará. Para algunas parejas, ya lo han intentado y no supuso ninguna diferencia real.

Es en este punto donde necesitas asegurarte de centrarte adecuadamente. Tienes que tomarte el tiempo necesario para investigar realmente tus derechos y opciones legales para navegar por el divorcio, tanto si era lo que querías como si no.