En el caso de los ítems 1 a 8, la palabra «vivo» se utiliza para referirse a los ítems que todavía son utilizables o funcionales, mientras que la palabra «muerto» suele referirse a los ítems que ya no son utilizables o funcionales. Por ejemplo, en el fútbol, un balón se considera «muerto» después de que se pite el final de una jugada; el balón vuelve a estar «vivo» cuando comienza la siguiente jugada. La música «viva» es la que se toca (o se graba) ante un público. Una lengua «muerta» es la que ya no es hablada activamente por un grupo de personas y, por tanto, ya no cambia para adaptarse a una cultura, por ejemplo, el latín. Nadie habla el latín como lengua principal en este momento, por lo que no se le añaden nuevas palabras. Por ejemplo, el latín no tiene ninguna palabra para Internet, teléfono, avión o cualquiera de los otros inventos que se han producido desde que la lengua dejó de ser utilizada por cualquier grupo de personas. Las brasas «vivas» son las que están calientes y listas para cocinar, mientras que las «muertas» son las que se han enfriado por completo o se han agotado por completo y no pueden volver a utilizarse para cocinar alimentos. La palabra «vivo» en este contexto significa simplemente que el elemento es utilizable o funcional. Esto es muy diferente de cómo usamos la palabra «vivo» en biología.