Lo amaba pero Dios dijo «¡¡¡No!!!»

¿Cuando Dios dice No? ¿Alguna vez has estado en una situación en la que parece que no tienes ninguna razón para vivir, ninguna esperanza, pero de repente conociste a alguien: que te da razones para sonreír y sentiste que no puedes vivir sin esa persona? ¿Toda tu vida se volvió dependiente de amarlo y de que él te ame?

¿Alguna vez te has enamorado pero Dios te dijo que NO?

Sucedió que fue mi primera vez amando a un chico, y caí tan profundamente que parecía imposible salir. Pensé que era la perfecta voluntad de Dios. Él era todo lo que yo quería en un hombre. Literalmente «perfecto». Todas las cualidades marcadas con una puntuación ideal.

Era el hombre de mis sueños. Lo amaba, y él me amaba también. Se hizo oficial nuestra relación. Todo iba tan bien, pero a lo largo de la línea, empecé a tener sueños, revelaciones y una voz que me decía: «¡Sal!» «¡Atrás!» «¡Termina ya!»

Tardé en reconocer la voz que oía. Entendí esos sueños y visiones; me hicieron comprender que no he estado hablando con mi padre (Dios). Me di cuenta de lo importante y crítica que era su aprobación. ¿No me apoyaba Dios? me pregunté.

Deseché el pensamiento, sin querer siquiera imaginarme viviendo sin el hombre que amo. Pero me inquietaba, y me preocupaba, mi compañero. Sabía que Dios no apoyaba mi relación, pero dejé que el amor tomara las riendas.

Un día, tuve un sueño terrible, que me hizo buscar el rostro de Dios. Sabía que algo iba mal; lo intuía. Dios me daba una luz roja. Me di cuenta de que no le pedí a Dios que me guiara y aprobara antes de entrar en la relación, así que oré y le pedí a Dios una señal.

Este era el primer paso que hubiera dado antes de enamorarme perdidamente. ¿En qué estaba pensando?

¿Cómo pude pasar por alto un paso tan importante?

No puedo desobedecer a mi padre (Dios), porque seguramente necesitaría sus bendiciones. Él sabe lo que es mejor para mí. Después de algunos días de esperar la respuesta del Señor, Dios me dio la confirmación. Era NO.

Dios dijo, «no hija, ese no es él, no es el que yo hice para ti, y no puedes estar con él». Yo estaba triste y cansada. Me dolía el corazón, me pesaba y me agobiaba. Estaba rota: lloré. Lloré. Estaba deprimida. Finalmente encontré un camino y reuní el valor para decirle que debíamos terminar la relación. Fue una partida dolorosa.

Estuve enferma durante meses. Tenía recuerdos de los tiempos que pasamos juntos. Los momentos pasados se precipitaban sin cesar por mi frágil mente. Era difícil seguir adelante, pero Dios me dio consuelo. Encontré paz en Dios y fuerza para seguir adelante con mi vida. ¿Quién soy yo para decirle que no a Dios?

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Hay veces que podemos pensar que nuestra voluntad es la de Dios. Pero no siempre, Sus caminos pueden ser diferentes. Él conoce y tiene el plan de nuestras vidas.

Salmo 33:11
Los planes de Jehová permanecen firmes para siempre, los propósitos de su corazón por todas las generaciones.

Muy especialmente en las relaciones, muchas veces, vamos en contra de la voluntad de Dios para nosotros, porque queremos seguir nuestro corazón – lo cual puede ser engañoso. Para cada paso que damos, debemos pedirle a Dios que nos guíe y nos oriente. Es bueno hacer la voluntad de Dios – nuestro Padre, para que disfrutemos de sus bendiciones.

A los que están en una relación, ¿dijo Dios que sí? Puedes estar enamorado, pero recuerda: Dios hizo a alguien que puede encajar y completarte, y él conoce a esa persona. Sólo tienes que preguntarle a Dios, y él te lo dirá. Dios tiene mejores planes para ti

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Cuando Dios dice que no: Versículos bíblicos para aferrarse a una relación

Jeremías 29:11
«Porque yo sé los planes que tengo para ti -declara Jehová-, planes de prosperar y no de dañar, planes de darte esperanza y futuro.» Confía en Dios.

Proverbios 3:5-6
Confía en el SEÑOR con todo tu corazón y no te apoyes en tu propio entendimiento; en todos tus caminos sométete a él, y él enderezará tus sendas.

Salmos 32:8
Te instruiré y te enseñaré el camino que debes seguir; te aconsejaré con mi mirada. Que te instruya

Desarrolla una relación con Dios, no una relación cualquiera, sino una relación íntima. Para que cuando Dios diga que no, lo escuches.