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Esta pregunta es quizás el punto de partida de cualquier visión del mundo. Es el fundamento de todos los demás pensamientos, todas las ideas y toda la lógica. ¿Cómo podemos saber algo? Si llevamos este pensamiento más lejos, podríamos preguntar: ¿Qué es la verdad? ¿Somos capaces de conocer la verdad? ¿Y es la verdad incluso conocible?

Diferentes personas, culturas y credos llegan a conclusiones muy diferentes e irreconciliables sobre lo que es la verdad, lo que no tiene sentido lógico si la verdad es la verdad. Eso es porque hemos rechazado la posibilidad de una verdad absoluta. La verdad, dicen algunos, es lo que la sociedad o el poder político o un grupo de personas afines hacen de ella. Otros dicen que la verdad es lo que uno quiera que sea y que la versión de la verdad de nadie debe ser ignorada. Pero entonces la verdad deja de serlo. Esta ausencia de absolutos crea una base bastante débil sobre la que construir el conocimiento.

Para el cristiano, las ideas de verdad y conocimiento comienzan sólidamente en la existencia de Dios. No cualquier Dios, sino el único Dios creador vivo. Sólo podemos conocerlo porque él eligió revelarse a nosotros. Todo lo que es conocible se basa en esta revelación, que se da en dos formas: la Biblia inerrante y la persona divina de Jesucristo. Dios es la verdad. Dios es la fuente de todo lo que es verdadero y conocible. Y como Dios es inmutable, la verdad es absoluta y confiable.

Algunas cosas para pensar: ¿Cómo defines la verdad? ¿Cómo se discierne la verdad? ¿Y tiene algún valor si no es absoluta? ¿Cómo te afectaría la verdad absoluta y conocible? ¿Cómo afectaría a nuestra cultura? ¿Has probado alguna vez la verdad de Dios poniendo a prueba la verdad de su revelación?