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¿Por qué nos conmueve la música?

«La música es la taquigrafía de la emoción». -Leo Tolstoi

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Fuente: MintImages/

La música tiene la capacidad de evocar poderosas respuestas emocionales -tanto escalofríos como emociones- en los oyentes. Y esta capacidad es universal. ¿Por qué nos conmueve la música? ¿Cómo evoca la música la emoción y el placer? A continuación se describen las características clave de la música que explican nuestras respuestas emocionales a la música (Thompson, 2015).

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1. Reminiscencia. Escuchar una música que sonó mucho durante un evento vital significativo (por ejemplo, una celebración familiar) hace muchos años puede desencadenar una experiencia emocional profundamente nostálgica. El sentimiento no está en la música, sino en lo que nos recuerda. El poder de la música para evocar recuerdos se muestra en la película Casablanca, en la que Rick prohíbe a su pianista del bar, Sam, que toque nunca «As Time Goes By», debido a los insoportables sentimientos de tristeza y pérdida que recuerda la canción.

2. Sincronizar los movimientos con la música. Como seres humanos, tenemos la capacidad y la inclinación de sincronizar nuestro movimiento corporal a estímulos rítmicos externos, como la música (Ball, 2010). El ritmo puede tener un poderoso efecto sobre el movimiento, porque el sistema auditivo tiene una rica conexión con los sistemas motores del cerebro. Estas conexiones ayudan a explicar por qué la música a menudo nos hace querer bailar y por qué sentimos una inclinación natural a dar golpecitos con la música. Los sonidos fuertes, repentinos y de ritmo rápido generan un aumento de la excitación. En cambio, la música relajante puede reducir la sensación de ansiedad.

3. La música como lenguaje de la emoción. La música es una especie de lenguaje de la emoción, cuyos componentes y patrones representan diferentes sentimientos. Las personas que tienen dificultades para expresar sus sentimientos con palabras a veces se sienten más cómodas expresando estas emociones a través de la música. La música tiene la capacidad de imitar las emociones. Los patrones temporales de la música reflejan nuestra vida emocional, como la introducción, la acumulación, el clímax y el cierre. Por ejemplo, un tempo lento transmite naturalmente la tristeza, porque tiene un parecido estructural con la lentitud que podríamos esperar en un individuo triste.

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4. Contagio emocional. El contagio emocional se refiere al fenómeno de que percibir una emoción puede inducir a veces la misma emoción. Por ejemplo, las personas fruncen el ceño automáticamente cuando observan expresiones faciales de miedo y tristeza. Una experiencia musical completa implica tanto ver como escuchar. Los aspectos visuales de la interpretación influyen enormemente en nuestras experiencias musicales. El uso de la expresión facial en la música es muy importante para comunicar los significados emocionales de la música. Escuchar una interpretación de violonchelo triste puede inducir un auténtico estado de tristeza en el oyente (Juslin, 2013).

5. La música como una tarta de queso auditiva. El psicólogo cognitivo Steven Pinker (1997) ha caracterizado la música como «tarta de queso auditiva». Desde este punto de vista, la música es un cóctel de drogas recreativas que ingerimos a través del oído para estimular una masa de circuitos de placer a la vez. Por supuesto, la música no es una píldora que, al ser ingerida, produzca inevitablemente un determinado estado de ánimo. Sin embargo, al igual que otras recompensas (por ejemplo, comida, sexo y dinero), la música placentera activa el sistema de placer y recompensa (Vuust y Kringelbach, 2010). Cuando algo nos llama la atención, nos gusta que se repita sin cesar en la canción, porque no nos cansamos de ello.

6. Anticipación musical. Lo que hace que la música sea tan poderosa desde el punto de vista emocional es la creación de expectativas. Las investigaciones demuestran que la anticipación es un elemento clave para activar el sistema de recompensa y provocar placer musical. Los cambios inesperados en la intensidad y el tempo de las características musicales son uno de los principales medios por los que la música provoca una fuerte respuesta emocional en los oyentes (Salimpoor et al, 2015). Con una exposición suficiente, la diferencia entre los eventos esperados y los reales disminuye de tal manera que los oyentes comienzan a anticipar estos eventos. Y la música se vuelve menos agradable.

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7. La emoción del asombro. La música a menudo nos da ganas de llorar porque experimentamos una sensación de asombro y admiración. El sentimiento es una especie de asombro al darse cuenta de lo que otras mentes son capaces de crear. El sobrecogimiento se describe como una sensibilidad ante la grandeza, acompañada de una sensación de estar abrumado por el objeto de la grandeza (Emmons, 2009). En respuesta a estas emociones, podemos experimentar la piel de gallina y la motivación para la mejora de uno mismo y de la sociedad.