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Por qué la competencia es mala

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En la antigüedad, las reglas de la naturaleza eran fáciles. Si no competías por la comida, el refugio o las mujeres, morías. Todavía competimos por esas cosas, pero la competencia en realidad nos hace más débiles.

Cuando competimos, pueden ocurrir dos cosas negativas.

  1. Empezamos a imitar a la competencia
  2. Nos centramos demasiado en nuestro competidor, en lugar de en nuestro negocio

En nuestra vida personal, a menudo imitamos a nuestros competidores. Todos competimos en algún nivel con colegas, amigos y familiares. Esto te hará perder tu identidad y dignidad. El verdadero poder viene de dentro. No compitas con los demás. No tienes que tener un coche mejor.

También puedes aplicar esto a los negocios. Cuando Microsoft y Google se centraban el uno en el otro, Apple se convirtió en una de las mayores empresas tecnológicas del mundo. Microsoft dejó caer la pelota porque sólo se centró en Apple. Mientras tanto, Apple se centró en la innovación y en la creación de valor.

En la vida y en los negocios, no se trata de «ser el mejor» tal o cual. Eso sólo es cierto en los deportes. Pero en la vida, la mayoría de las cosas son subjetivas. Ser diferente es lo que más importa. Y en los negocios, ganan los que son primeros.

La competencia en sí misma es mala porque no es lo importante. Céntrate en el valor que añades, no en lo mejor que eres en comparación con otra persona.

«Tu competencia no son otras personas, sino el tiempo que matas, la mala voluntad que creas, los conocimientos que dejas de aprender, las conexiones que no construyes, la salud que sacrificas en el camino, tu incapacidad para generar ideas, la gente que te rodea y que no apoya ni ama tus esfuerzos, y cualquier dios al que maldigas por tu mala suerte.»
– James Altucher