¿Por qué es importante la vitamina D en los bebés?
Este es un tema sobre el que hay bastante confusión entre los padres e incluso a veces entre los mismos pediatras. Todos tenemos claro que la mayoría de los bebés deben tomar, al menos los primeros meses, un suplemento de vitamina D cada día en forma de gotitas; pero muchos no saben para qué sirve, si verdaderamente es importante, hasta cuándo debe darse o si hay otros factores que modifiquen dicha toma. Por eso me ha parecido interesante esclarecer dichas dudas para que sea mucho más fácil de comprender.
¿Qué es la vitamina D?
La vitamina D es una vitamina liposoluble que se obtiene principalmente mediante 2 formas: la ingestión de alimentos ricos en dicha vitamina (principalmente lácteos y huevos) y la transformación del colesterol tras la exposición a rayos UV del sol. La forma activa de esta vitamina dentro del cuerpo (llamada calcitriol) se obtiene a través de un precursor (vitamina D3 o colecalciferol) que es el que obtenemos mediante los alimentos y la exposición solar.
Esta vitamina es importante para el cuerpo humano pues mantiene el correcto equilibrio de la densidad ósea y los niveles de calcio en sangre, principalmente.
Cada día, con los alimentos que ingerimos y la exposición a la luz solar, los humanos fabricamos la vitamina D suficiente para mantener nuestros huesos fuertes sin necesidad de tomar suplementos en forma de medicamento.
¿Por qué los bebés deben tomar vitamina D?
En los niños, la deficiencia de vitamina D se denomina raquitismo, y produce una deformidad de los huesos y cartílagos además de una estatura mucho más baja de lo normal. Puede que os suene a «enfermedad del siglo XIX» y en efecto así es, puesto que desde que los niños se alimentan mejor y reciben un poco más de luz solar diaria, está enfermedad ha disminuido mucho su presencia.
Sin embargo, los bebés recién nacidos son un caso especial que debemos tener en cuenta, puesto que están en una etapa de crecimiento muy importante, con una alimentación basada totalmente en lácteos.
En los últimos años la exposición al sol de los niños recién nacidos se ha visto disminuida, ya sea porque pasan mucho tiempo en casa (padres que desean evitar enfermedades, nacimiento en épocas de frío…) o por temas de salud (evitar quemaduras, cáncer de piel…); y también ha disminuido la exposición al sol de las mujeres embarazadas, por los mismos motivos, por lo que la leche materna tiene menos contenido de vitamina D de lo que nos gustaría.
Por ello, todos los pediatras recomendamos a los recién nacidos el suplemento de vitamina D desde los primeros días de vida (generalmente, a partir de la 1ª-2ª semana de vida) para evitar el raquitismo o cualquier problema óseo que pudiera haber.
Muchas veces he oído hablar a los padres de «las gotitas para que se cierre la cabeza» (refiriéndose a la fontanela del cráneo de los bebés), pero nada más lejos de la realidad. El cráneo es otro hueso más que hay que cuidar en los bebés, y no tenemos ninguna prisa especial en que se cierre antes de tiempo con esta vitamina.
¿Todos los niños la deben tomar por igual?
En realidad no. Como hemos hablado antes, la «fabricación» de vitamina D en nuestro cuerpo depende mucho de la alimentación y del sol, y no todos nos alimentamos y nos exponemos al sol por igual.
– Respecto a la alimentación: se pone especial hincapié en los niños alimentados con pecho, pues ya hemos dicho que la leche materna tiene un poquito menos de vitamina D de lo que sería recomendable (aunque la madre tome vitaminas). Sin embargo, las fórmulas adaptadas (las «leches para biberón») ya están enriquecidas en esta vitamina.
Por tanto, se recomienda el suplemento en todos los bebés alimentados al pecho, y también en los recién nacidos alimentados con fórmula de biberón hasta que consuman 1 litro diario de la fórmula enriquecida.
De ahí que haya tanta confusión entre los padres: «A mi me lo han mandado hasta el año de vida»… «Pues a mí a los 6 meses me dijeron que ya no le diera más»… «Siempre se debe tomar hasta el año»… etc
Como veis, depende de la alimentación del niño. Como los niños toman aproximadamente entre 180-200 ml/kg/día de leche, un niño de aproximadamente 6 kg que se alimente con fórmula ya toma más de 1 litro de leche adaptada enriquecida al día, por lo que este bebé ya no tendría necesidad de tomar dicha vitamina. Si la toma no pasa nada, pero no sería necesario.
Para simplificar las cosas, y como no sabemos que alimentación llevará el recién nacido en los primeros meses, los pediatras recetamos vitamina D en los primeros días de vida a todos los bebés sin excepción y más adelante aconsejamos a los papás cuando pueden dejar de tomarla según su caso individual.
– Respecto a la exposición solar: no es lo mismo vivir en España que en Noruega, ¿verdad? Tenemos suerte de vivir en un país tan soleado donde hasta en pleno invierno siempre hay algunos días con unos rayitos de sol. Sin embargo, el bebé que sufre todo el invierno nublado y además pasea poco en su carrito por lluvia o mal tiempo no tiene tanta suerte. Además, no es lo mismo nacer en verano, cuando el sol está presente casi todo el día, que en invierno, donde hay que aprovechar el pequeño rato del medio día para disfrutar un poco de él.
¿Qué cantidad deben tomar?
La cantidad aconsejada por todos los expertos es 400 UI (unidades) de vitamina D3 al día; y el número de gotas dependerá de la suspensión del medicamento que tomemos. En España, el fármaco financiado es Vitamina D3 Kern®, y la dosis en este fármaco es equivalente a 6 gotas al día. Sin embargo, algunos toman el fármaco no financiado Protovit®, cuya suspensión es diferente y la dosis recomendada es equivalente a 12 gotas al día (muy diferente, ¿verdad?).
¿Cómo se toma la vitamina?
Se toma sólo una vez al día, y se pueden administrar las gotitas en la boca del niño directamente o diluir en un poco de leche, ambas formas valen por igual.
¿Cuándo pueden dejar de tomarla?
Como hemos comentado antes, la vitamina D ya no es necesaria cuando el niño ya ingiere 1 litro de fórmula láctea enriquecida en vitamina D (cualquier leche de vaca de biberón o de brick). Por tanto los niños alimentados con fórmula de biberón podrán suspenderla mucho antes que los niños amamantados al pecho.
Como regla general, durante muchos años, se decía «siempre tomarla hasta el año» pero a mí no me gusta esa regla pues es innecesaria y equivocada.
Lo que sí es cierto es que el niño que al año de vida sigue amamantado al pecho no tiene por qué tomar su vitamina D más allá del año, pues a esas alturas ya toma otros lácteos (leche de vaca, yogures, quesos) y huevos; y su alimentación ya proporciona la suficiente vitamina que necesita.
¿Pasa algo si no le doy vitamina D o si se me olvida?
Si se nos olvida un día, o dos, o tres no pasa nada de nada, no hay que darle una cantidad extra nunca para compensar ese olvido.
Hay padres que deciden no dar dicho medicamento a su hijo; y, como hemos dicho, al vivir en un país soleado no corremos gran riesgo de raquitismo, por lo que tampoco es una «falta grave». No olvidemos que hablamos de recomendaciones, no de obligaciones.
¿Los niños mayores también la toman?
Generalmente no lo necesitan por su correcta alimentación variada y exposición solar regular, pero en el caso de que un niño se mude desde España a un país del norte de Europa puede que sí sea necesario. En invierno, por encima de 42º latitud norte no se produce vitamina D, y si miramos un mapa esta línea pasa justo por encima del norte de España.