1. Los rayos X en grandes dosis afectan a los linfocitos antes que a cualquiera de las otras células circulantes. 2. Hay una fuerte caída del número total de linfocitos circulantes, que se completa 48 horas después del tratamiento con rayos X. 3. Tras el descenso inmediato de los linfocitos circulantes se produce un aumento primario, seguido de otro descenso, que a su vez va seguido de un aumento permanente de estas células hasta alcanzar la normalidad. 4. El efecto de los rayos X en las diferentes especies de animales varía considerablemente, pero en las estudiadas, gato, mono, cobaya, conejo, rata, ratón y poni, la acción selectiva sobre los linfocitos fue en todos los casos evidente. 5. Cuando varios animales de la misma especie reciben la misma dosis de rayos X, el efecto sobre los linfocitos circulantes parece ser cuantitativamente paralelo, cuando se determina mediante recuentos sanguíneos. 6. Los leucocitos neutrófilos polimorfonucleares, cuando se ven afectados, aumentan en número inmediatamente después de la administración de los rayos X y luego tienden a disminuir por debajo de su nivel normal. A esta disminución le sigue una vuelta a la normalidad muchos días antes de que los linfocitos alcancen su nivel original. 7. Las demás células de la sangre siguen la curva neutrofílica. 8. Las cifras porcentuales, determinadas por los recuentos sanguíneos diferenciales, no dan una indicación precisa del efecto de los rayos X. Sólo cuando se multiplican por el recuento total de glóbulos blancos se obtiene una cifra, que representa el número total de células de la serie por c. mm. de sangre, que varía al estímulo de forma constante, siendo las variaciones prácticamente cuantitativas.