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Nueva esperanza para las personas obsesionadas con amputarse uno de sus miembros

Una de las afecciones más extrañas con las que nos encontramos los psicólogos hace que la gente quiera mutilarse a sí misma. Conocido como trastorno de integridad de la identidad corporal (BIID) o xenomelia, suele implicar el deseo de amputar un miembro sano. Más raramente puede manifestarse como un deseo de ser parapléjico o ciego. En todos los casos, los afectados sienten que su cuerpo no está completo en su estado actual. No muestran ninguna otra condición psiquiátrica.

Los enfermos tienden a mantener su deseo en secreto por miedo a ser juzgados, lo que supone un reto añadido a la hora del diagnóstico. Están de acuerdo en que es extraño e irracional, y en muchos casos incluso sus parejas lo desconocen. Les atormenta la sensación de que su cuerpo no es como debería ser, sufriendo una angustia abrumadora en el proceso.

En parte debido a este secretismo que rodea a la BIID, no sabemos mucho sobre el alcance del problema. Lo que sí sabemos es que en la actualidad no existe ninguna «cura» más allá de la propia mutilación. Los fármacos y la psicoterapia clásica no eliminan el deseo. Sin embargo, investigaciones recientes nos hacen pensar que esto puede cambiar pronto. Las técnicas emergentes pueden hacer posible que los enfermos sigan siendo capaces o mantengan su visión mientras se deshacen de su deseo de autolesionarse.

¿Esperanza para el futuro? Piotr Przyluski

En la actualidad, los individuos con BIID a menudo acaban buscando la amputación mediante métodos extremos y peligrosos. La amenaza de la vida a menudo parece más soportable que el sufrimiento.

Se han registrado casos de individuos que se enfrían una pierna con hielo hasta el punto de que, cuando ingresan en el hospital, los médicos no tienen más remedio que amputarla. Las dos únicas cirugías conocidas realizadas «legalmente» fueron en realidad en Escocia en los años 90 en un hospital del NHS en Falkirk. El cirujano acabó teniendo que defenderse ante un comité de ética, y se tomó la decisión de impedir cualquier otra operación.

El resultado es que los que no se autoamputan a menudo acaban yendo al extranjero y pagando a cirujanos para que les operen ilegalmente; de hecho, uno de los casos escoceses era un hombre que había volado desde Alemania para operarse. Se dice que los destinos elegidos están en Asia. Un estudio estadounidense de 2005 mostró que de 52 enfermos reclutados durante un periodo de seis meses, el 27% intentó una amputación. Un estudio alemán más reciente sobre 21 personas demostró que el 47% se desplazó al extranjero para operarse. No se sabe prácticamente nada de otros países.

Causas y efectos

No sabemos desde cuándo existe el BIID, salvo que los primeros informes datan de 1977. El primer estudio de grupo no tuvo lugar hasta 2005 y la afección aún no está clasificada como enfermedad. Sin embargo, se ha producido un cambio importante en la percepción de la enfermedad. Mientras que originalmente se investigaba como una condición psiquiátrica, más recientemente ha sido de mayor interés para la neurociencia.

Neuro-potential. Viento del alma

Las pruebas neurocientíficas empiezan a indicar que los enfermos tienen una disfunción en las áreas del cerebro relacionadas con la representación de nuestro cuerpo. Aunque los resultados aún no son definitivos y no hay que descartar los posibles componentes psiquiátricos de la enfermedad, los hallazgos son un paso útil.

Recientemente, los investigadores experimentaron con enfermos de BIID con una técnica neurocientífica denominada estimulación vestibular calórica. La técnica consiste en estimular los receptores vestibulares del oído izquierdo mediante una jeringa de agua fría con un tubo blando conectado a ella. Se sabe que la técnica modifica la representación de nuestro cuerpo, aunque por desgracia es muy específica y sólo actúa sobre algunos componentes de la parte del cerebro en cuestión. Puede que por eso no haya sido eficaz en este caso.

Sin embargo, hay alternativas prometedoras que no se han probado en relación con la afección. Una de ellas es la llamada estimulación transcraneal de corriente directa, una técnica no invasiva que suministra una corriente eléctrica de bajo voltaje al paciente a través de dos electrodos en el cuero cabelludo. Se ha utilizado en los últimos años para estudiar con éxito cómo las personas se representan a sí mismas su cuerpo y para modificar el grado de conciencia de los pacientes con daños cerebrales. Esto sugiere que podría devolver a los enfermos de BIID un sentido equilibrado de su cuerpo que incluya todas sus extremidades.

También está la ilusión de la caja de espejos, una técnica conocida por alterar nuestra conciencia de las acciones corporales y el grado en que parecen formar parte de nosotros. Consiste en hacer que el paciente mire el reflejo de un miembro a través de una caja con un espejo.

Los investigadores han demostrado que esto puede afectar a la sensación de control de una persona sobre sus acciones, así como reducir o incluso eliminar el dolor fantasma que algunas personas experimentan tras una amputación.

Así que, aunque todavía estamos trabajando para comprender esta difícil enfermedad y desarrollar un tratamiento, la buena noticia es que hay motivos para el optimismo. Es muy posible que dentro de unos años los afectados puedan buscar tratamiento en lugar de vivir con la vergüenza y el deseo constante de hacerse daño.