Nuestros abuelos y padres cuentan historias sobre la época en que a los niños se les extraían las amígdalas de forma rutinaria. Pero para las personas nacidas en los años 60 y posteriores, sus historias de cirugía rutinaria tienen que ver con la extracción de los terceros molares, también conocidos como muelas del juicio.

Como científico que estudia la evolución y el desarrollo de las caras y los dientes en los seres humanos y otros animales, cada vez que pregunto a una sala de personas si les han extraído alguna muela del juicio, las manos de al menos la mitad de la audiencia se disparan.

La gente quiere compartir sus historias de muelas del juicio, así como preguntar: ¿Por qué tenemos muelas del juicio? ¿Por qué se impactan? ¿Por qué no las eliminamos?

Los humanos son primates. Los primos vivos más cercanos de nuestra especie son los simios africanos, concretamente los chimpancés. Los simios tienen muelas del juicio, al igual que los monos. Tener muelas del juicio es sólo parte de nuestro legado evolutivo.

¿Sabiduría evolucionada?

Al igual que el resto de los dientes, las muelas del juicio se forman dentro de la mandíbula. Pero se forman muy tarde en comparación con nuestros otros dientes.

Los segundos molares comienzan a desarrollarse alrededor de los tres años. Las muelas del juicio no suelen empezar a crecer hasta los nueve años, pero son muy variables, empezando a los cinco años y hasta los 15. Salen de la encía entre los 17 y los 24 años, si no más.

Un diente que no emerge correctamente a través de las encías y dentro de la boca está «impactado». Los dientes impactados pueden estar relacionados con problemas como la enfermedad de las encías, quistes o daños en el segundo molar.

Incluso cuando las muelas del juicio empiezan mal anguladas, pueden girar y cambiar de posición a los 20 o 30 años.

Las muelas del juicio no sólo son los dientes que más a menudo se impactan, sino también los que a menudo no llegan a formarse.

Debido a que las muelas del juicio no son esenciales para la supervivencia del ser humano moderno, la gente suele preguntarse si la evolución está eliminando este molesto rasgo. Pero yo no lo creo.

En primer lugar, las muelas del juicio impactadas pueden causarnos problemas, pero rara vez nos matan. Incluso si lo hicieran, para que la evolución seleccionara en contra de las muelas del juicio, los molares impactados tendrían que eliminarnos de la reserva genética antes de tener hijos. Esto nos impediría transmitir cualquier gen que pudiera conducir a la impactación.

Pero es poco probable que existan «genes de impactación» específicos en primer lugar. Sin embargo, existen varios factores de riesgo para la impactación, incluyendo lo que comemos.

Cuartos apretados

La razón principal por la que tenemos las muelas del juicio impactadas es la falta de espacio en la parte posterior de la mandíbula. Nuestro equipo descubrió que cuando las muelas del juicio se desarrollan y salen muy tarde, la mayor parte de este espacio ya está reclamado por los primeros y segundos molares, por lo que la muela del juicio no puede moverse hacia arriba y a través de las encías.

Un problema relacionado es el crecimiento de la mandíbula y su longitud total. Si la mandíbula no crece lo suficiente y lo suficientemente rápido, las muelas del juicio que se forman más tarde también se quedan sin espacio y no pueden erupcionar correctamente, si es que lo hacen.

Pero el espacio no es todo. Los científicos aún no pueden explicar por qué algunas muelas del juicio quedan impactadas. Necesitamos nuevas formas de ayudar a los dentistas a predecir de forma fiable qué muelas del juicio están en riesgo.

Algo que masticar

En base a lo que sabemos, ¿podemos prevenir la impactación? Tal vez.

Los simios rara vez tienen muelas del juicio impactadas. Lo mismo ocurre con los seres humanos que tienen dietas no industrializadas.

Nuestras mandíbulas evolucionaron para esperar la estimulación biomecánica de una dieta de, por ejemplo, nueces, verduras crudas y carnes crudas. Hoy en día, tendemos a alimentar nuestras mandíbulas con alimentos blandos y procesados, como mantequilla de cacahuete suave en pan blando. Como resultado, durante las últimas décadas, probablemente no hemos aprovechado al máximo el potencial de crecimiento de nuestros huesos maxilares.

Si todavía estás creciendo, puedes actuar ahora. Empieza a comer alimentos más crujientes y masticables, como los frutos secos y las verduras crudas. Y si tienes hijos, anímalos a comer alimentos que muevan la mandíbula desde que sea saludable hacerlo. Aunque la ciencia aún no puede asegurar que funcione, probablemente no haga daño.

¿Un problema de salud pública?

Millones de cirugías de extracción de muelas del juicio se realizan en todo el mundo cada año. La tasa de tratamiento de los problemas de las muelas del juicio es mayor que la tasa de impactación en sí. Hasta un tercio de estas cirugías son innecesarias.

La cirugía de extracción también conlleva sus propios riesgos, incluyendo la lesión de los dientes cercanos, los nervios, la mandíbula o los senos. Es una gran pérdida de tiempo, energía, dinero, dolor y riesgo evitables. Evitar la cirugía no esencial es la razón por la que ya no enviamos rutinariamente a los niños para las amigdalectomías.

Las muelas del juicio sanas y erupcionadas no suelen ser un gran problema para la mayoría de la gente. Es posible que tengan que cepillar estos dientes difíciles de alcanzar con más cuidado para evitar la caries.

Algunas muelas del juicio impactadas no suponen ningún riesgo. Pero otras pueden dañar el segundo molar y el hueso de la mandíbula circundante, o causar infección y dolor. Estos molares probablemente deban ser extraídos.

¿Cuándo hay que extraerlas? Algunos cirujanos prefieren extraer las muelas del juicio antes, a la edad de 16 ó 17 años, aunque estos molares todavía puedan girar y salir correctamente. Por otro lado, extraer las muelas tarde puede ser duro para los pacientes ancianos, frágiles o enfermos.

La espera vigilante puede ser un enfoque razonable, y uno defendido por varias agencias federales y de salud pública, así como por los dentistas.

Los dientes no son necesariamente esenciales, pero tampoco son inútiles. Son herramientas para comer, una parte de nuestro cuerpo, y un fascinante caso de estudio de cómo la evolución de la cultura y la dieta humanas pueden influir en el desarrollo y el crecimiento humanos.