Los genes de los loros revelan por qué las aves son tan inteligentes y longevas
En general, la esperanza de vida de un ave tiende a correlacionarse con su tamaño. El canario, por ejemplo, suele pesar menos de un gramo y vive hasta los 10 años, mientras que el águila calva, que pesa entre 6,5 y 14 libras, vive hasta 28 años en la naturaleza. Pero los loros, un orden extraordinariamente versátil que cuenta con más de 350 especies de aves, desafían esta regla general y viven hasta aproximadamente 80 años a pesar de su estatura relativamente pequeña: las aves pesan entre 2,25 onzas y 3,5 libras de media.
Los loros probablemente deben esta longevidad -así como su inteligencia superlativa- a la evolución. Como informa JoAnna Klein para The New York Times, un nuevo análisis del genoma del loro amazónico de frente azul sugiere que estas criaturas están tan alejadas genéticamente de otras aves como los humanos de otros primates. Las diferencias son tan sorprendentes, según el coautor del estudio, Claudio Mello, neurocientífico de la Universidad de Ciencias y Salud de Oregón, que él y sus colegas «creen que los loros son paralelos en el mundo de las aves».
Los hallazgos del equipo, publicados en Current Biology, yuxtaponen al loro de frente azul -una especie nativa de Brasil conocida por vivir hasta 66 años- con otras 30 especies, incluidas cuatro de la familia de los loros. Elizabeth Hayes, del Portland Business Journal, escribe que el análisis genómico comparativo reveló altas tasas de «mutaciones conservadas» capaces de alargar la vida de las aves más pequeñas. Estas mutaciones, que según Klein se observaron tanto en los loros como en otras aves de vida similar, afectan a un conjunto de 344 genes que parecen estar relacionados con la longevidad. Como añade Chelsea Whyte para New Scientist, los genes supuestamente «apoyan la reparación de daños en el ADN, ralentizan la muerte celular debida al estrés y limitan el crecimiento excesivo de las células y los cánceres».
Antes del nuevo estudio, los investigadores sólo habían rastreado las conexiones de 20 de estos cambios genéticos con el envejecimiento, lo que hace difícil determinar exactamente cómo afectan las mutaciones restantes a la vida útil. Klein informa de que nuevos análisis podrían apuntar a la influencia de estos genes en los procesos de envejecimiento de otros animales, no sólo los de los loros y otros amigos emplumados.
Whyte escribe que los científicos también descubrieron que partes del genoma del loro de frente azul son responsables de regular la función del desarrollo del cerebro de forma muy parecida a los genes comparables de los humanos, lo que ofrece una posible explicación de las similitudes entre las dos especies divergentes.
«Estos definen cómo crece el cerebro y cuántas células se construyen», dice Mello. «Los humanos acabaron teniendo cerebros más grandes y más células cerebrales y más rasgos cognitivos -incluido el lenguaje- que los primates. Los loros tienen cerebros más grandes que otras aves y más habilidades de comunicación, y tienen elementos conservados similares que los diferencian»
La importancia de estos resultados, según Genetic Engineering & Biotechnology News, es su potencial para «descubrir la base genética de la cognición superior». Los loros son muy hábiles en la imitación de sonidos y en la realización de complejos rituales sociales -habilidades que, al menos en parte, se derivan de vivir en grandes entornos comunitarios-, pero los investigadores aún no han podido determinar las raíces genéticas de estos comportamientos evolucionados. Como se pregunta Klein en The New York Times, ¿trazaron los humanos y los loros el mismo camino hacia la cognición avanzada, o siguieron rutas diferentes que produjeron resultados similares?
La respuesta a esta pregunta sigue sin estar clara, pero los conocimientos aportados por el informe, incluida la identificación de un amplio conjunto de genes que no se habían asociado previamente con la longevidad y los evidentes paralelismos entre la evolución de la cognición humana y la de los loros, ofrecen un amplio material para seguir estudiando.