Los derechos de la mujer en Japón siguen necesitando trabajo
SEATTLE, Washington – Los derechos de la mujer son cuestiones que muchos han pasado por alto durante demasiado tiempo. La percepción de que a las mujeres se les encomienda mejor los fines familiares, como las tareas del hogar, la maternidad y el cuidado del resto de la familia, está increíblemente anticuada. Sin embargo, esta creencia aún persiste en algunos países, lo que constituye el problema al que se enfrenta la defensa de los derechos de la mujer en Japón.
Discriminación en la educación y los lugares de trabajo
Desgraciadamente, este problema con los derechos de la mujer afecta a las universidades médicas japonesas a la hora de considerar a las candidatas. Hubo un gran escándalo en Japón que implicó que las facultades de medicina aumentaran las puntuaciones de los solicitantes masculinos en los exámenes de ingreso para limitar el número de mujeres aceptadas.
Algunos argumentan que esto se debe a que las mujeres médicas son más propensas a abandonar su carrera a mitad de camino o a tomar licencias prolongadas para casarse o dar a luz. En las entrevistas, las facultades de medicina sólo preguntaban a las mujeres: «¿Qué harás cuando quieras casarte o tener hijos?». Esta pregunta no sólo es sexista, sino que las facultades la utilizan para descartar a las mujeres que algún día quieran tener una familia. Es como si ser médico y tener una familia al mismo tiempo no fuera posible.
La mujer en la economía y la política
Esta discriminación contra la mujer también se atribuye al número increíblemente bajo de mujeres que participan en la economía y la política en Japón. Para contextualizar, Japón ocupó el puesto 121 de 153 países en el índice de brecha de género del Foro Económico Mundial de este año, con la participación de las mujeres en la economía y la política en los puestos 115 y 144, respectivamente. Desde 2018, la clasificación de Japón ha bajado 11 puestos. Su clasificación en cuanto a la participación de las mujeres en la economía y la política ha subido 2 y bajado 19, respectivamente. Esto demuestra que el país tiene mucho trabajo por hacer en lo que respecta a los derechos de las mujeres en Japón. Además, aunque la proporción de mujeres que ingresan en las universidades está creciendo, lo hace a un ritmo más lento que en la mayoría de los países, lo que pone de manifiesto la necesidad de Japón de dejar de infravalorar a las mujeres.
Acoso sexual
Además, hay aspectos culturales en Japón que van intrínsecamente en contra de las mujeres. Existe un estigma contra las acusaciones de agresión sexual, con una inmensa culpabilización de las víctimas dentro de su sociedad. Esto hace que alrededor del 95% de las víctimas de agresiones sexuales y violaciones no denuncien su ataque a la policía. También hay problemas gubernamentales que dificultan la igualdad de las mujeres. Sin embargo, Japón actualizó recientemente su ley de delitos sexuales en 2017. Sin embargo, todavía no incluyen el consentimiento (o la falta de él) como base para la agresión sexual.
Como se ha mencionado anteriormente, hay increíblemente pocas mujeres en la política japonesa. Además, a pesar de la iniciativa «Womenomics» del primer ministro Shinzo Abe para incluir a más mujeres en la política, no ha habido muchos avances. En su propio gabinete, sólo hay una mujer, Satsuki Katayama, que ejerce como Ministra de Estado para la Igualdad de Género y Ministra a cargo del Empoderamiento de la Mujer.
Sin embargo, a pesar de estas sombrías realidades, el país está haciendo algunos progresos. Cada vez son más las mujeres y los movimientos que se hacen eco de estas cuestiones. Están ayudando a crear cambios a nivel gubernamental, como en el caso de las reformas de la ley de delitos sexuales. Cada vez hay más mujeres que reciben educación superior y se incorporan al mercado laboral. Sin embargo, aún queda mucho trabajo por hacer en favor de los derechos de la mujer en Japón, empezando por las anticuadas ideas culturales japonesas sobre el papel de la mujer en la sociedad.
– Saayom Ghosh
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