¿Por qué Pedro negó a Jesús tres veces?

Estás sentado en tu casa leyendo el periódico cuando la puerta salta de sus bisagras con un golpe tan fuerte que te levantas de la silla. «Manos arriba y no te muevas», grita el primer agente de un equipo SWAT mientras te pone una magnum 357 amartillada en la cara.

«Tienes derecho a permanecer en silencio», dice otro mientras te agarra las muñecas, te las lleva a la espalda y te pone las esposas.

Dos horas después, en la comisaría, te sientes aliviado al ver a tu mejor amigo entrar en la habitación. Sabes que puede comprobar que estabas con él a primera hora de la tarde, cuando un hombre fue asesinado a tiros en una tienda a una manzana de tu casa.

«No conozco a este hombre», dice tu amigo.

Tu boca se queda abierta por la incredulidad, pero entonces, piensas que esto tiene que ser una broma pesada.

«¿Estás seguro?», pregunta el detective.

«¡Por supuesto!», dice.

Señalándote a ti, el detective le dice a tu amigo: «Dice que eres su mejor amigo».

Después de jurar, tu amigo dice: «¡No lo he visto en mi vida!» y sale de la habitación.

De alguna manera, esta historia moderna ilustra la negación que experimentó Jesús por parte de uno de sus discípulos más cercanos, pero ¿por qué?

«Pensó que nunca negaría a su maestro», dice Wes, de 11 años.

Wes, tiene razón. Después de comer la cena de la Pascua, Jesús dijo a sus discípulos que todos se ofenderían por él esa misma noche. Pedro dijo que otros podrían ofenderse, pero él no (Mateo 26:31-35). Incluso se ofreció a dar su vida por Jesús (véase Juan 13:36-38).

«Pedro se olvidó de tener fe en Jesús», dice Kelsey, de 7 años. «Era débil», explica Kyle, de 6 años. «Se olvidó de que Dios tenía el control», dice Raha, de 7 años.

Como muchos de nosotros, Pedro tomó el control de la situación, utilizando sus propias fuerzas. No evaluó correctamente su propia debilidad. Sintiendo que la hora de su crucifixión se acercaba, Jesús pidió a los discípulos que rezaran con él. Pero tres veces los encontró durmiendo.

Jesús soportó solo esta hora de dura prueba. Humanamente hablando, Jesús nunca estuvo más solo que cuando miró a Pedro después de esa tercera negación.

Esta historia de tres continúa después de que Jesús resucitó. En la tercera aparición de Jesús en la resurrección ante sus discípulos, tres veces le preguntó a Pedro si lo amaba.

«¿Me amas más que éstos?» Jesús le preguntó a Pedro la primera vez.

Al decir «más que éstos», Jesús se refería a la jactancia de lealtad de Pedro sólo horas antes de haberle negado tres veces. Pedro respondió, pero no afirmó tener más amor por Jesús que los demás discípulos. Su arrogancia había desaparecido.

Pedro evitó las profesiones de lealtad futura. Ahora amaba a Jesús, pero no podía confiar en que le sería siempre fiel.

En lugar de degradar a Pedro, tres veces Jesús le encargó una nueva comisión. El jefe de los pastores necesitaba a alguien que apacentara y cuidara su rebaño (los seguidores de Jesús), y este nuevo y humilde Pedro era el hombre adecuado para el trabajo.

Como dice Dominique, de 6 años, «Pedro negó a Jesús tres veces porque se olvidó de que tenía poder en Dios».

Es tan fácil preguntarse cómo pudo Pedro negar a Jesús y nunca considerar que nosotros podemos estar negándolo cada día en las decisiones que tomamos. Jesús podría habernos negado tan fácilmente la entrada a su reino de vida al descartar la cruel cruz en la que llevó nuestros pecados. Jesús anhela que le conozcamos, no sólo como la puerta por la que entramos en su reino, sino también como el Buen Pastor que nos guía por caminos de justicia.

Punto para reflexionar: Jesús nunca negará a su pueblo.

Escritura para recordar: «Y yo les doy vida eterna, y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano» (Juan 10:28).

Pregunta para considerar: ¿Estás siendo fiel a Dios o renegando de él?

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Las citas bíblicas son de la Nueva Versión Reina Valera, a menos que se indique lo contrario.