Las mujeres «atrapan» los bostezos con más facilidad que los hombres
Es una situación común: la persona que está a tu lado bosteza, lo que te obliga a estirar la boca y aspirar una gran bocanada de aire. Esto sucede, por supuesto, porque el bostezo es contagioso. Pero una nueva investigación muestra que las mujeres son más susceptibles de contagiarse de un bostezo que los hombres, escribe Laurel Hamers para Science.
Investigadores italianos observaron furtivamente más de 4.000 bostezos en el mundo real durante cinco años y descubrieron que el 54 por ciento de las veces las mujeres bostezaban después de ver a otra persona bostezar. Los hombres sólo bostezaban imitando a otra persona un 41% de las veces, según informa el equipo en Royal Society Open Science.
La diferencia no surgió porque las mujeres tengan más sueño que los hombres: Ambos grupos mostraron tasas similares de bostezos «espontáneos», o bostezos que no siguieron el bostezo de otra persona. Los investigadores también señalaron que los vínculos sociales son importantes para el grado de contagio de un bostezo: los amigos y los familiares son más propensos a provocar bostezos simpáticos que los conocidos.
«El grado de vinculación social entre individuos es importante para el bostezo contagioso, pero también lo es el género», afirma una de las investigadoras del estudio, Elisabetta Palagi, de la Universidad de Pisa, informa Steve Connor para The Independent. «Estas dos variables interactúan entre sí para influir en la probabilidad de que alguien participe en un bostezo contagioso»
Debido a resultados como éste, los investigadores piensan que el bostezo podría ser una medida del grado de empatía de las personas. Otros animales que crean vínculos sociales, como los lobos, tienden a mostrar bostezos contagiosos. Las personas con rasgos psicopáticos son menos propensas a contagiar un bostezo, quizá por la falta de conexión emocional con quienes les rodean.
Pero reconstruir el cuadro completo es complicado: algunos investigadores sugirieron que los niños con autismo no captan los bostezos debido a algún tipo de déficit de empatía, pero un seguimiento minucioso muestra que esos niños simplemente carecen de las señales faciales que conducen a un bostezo contagioso. El problema no está en la capacidad de empatía de los niños, sino en su tendencia a evitar el contacto visual.
Aún así, otras investigaciones sugieren que las mujeres empatizan más con los demás que los hombres. No está claro si esto se debe a la formación social o a una diferencia biológica. Pero la diferencia sí parece manifestarse en lo contagioso que es un bostezo.