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La escritura como terapia

Hace unos años, salió a la luz un estudio que afirmaba que leer libros podía alargar la vida. Otros estudios confirmaron los beneficios de un buen libro: la lectura podría reducir el deterioro cognitivo, fomentar la empatía, disminuir el estrés, evitar la demencia, aumentar la felicidad y reducir algunos de los síntomas de la depresión.

Durante décadas, montañas de investigaciones han demostrado los beneficios de la escritura también: Te ayuda a trabajar con tus pensamientos y emociones, regula tus sentimientos y te enseña a expresar lo que estás pasando.

Los beneficios mentales de escribir

En un experimento clásico, James Pennebaker, doctor de la Universidad de Texas, asignó a estudiantes universitarios sanos a uno de cuatro grupos. A todos se les pidió que escribieran durante 15 minutos durante cuatro noches consecutivas. A tres de los grupos se les pidió que escribieran sobre algún acontecimiento traumático de sus vidas; el cuarto grupo escribió sobre algún otro tema trivial. A continuación, se realizó un seguimiento de los cuatro grupos durante los seis meses siguientes y los investigadores descubrieron que los tres grupos que escribieron sobre sucesos traumáticos tuvieron menos visitas al centro de salud.

Desde ese trabajo seminal de Pennebaker y sus colegas, muchos más estudios replicaron resultados similares que mostraban una conexión entre la expresión de las emociones y el disfrute de una buena salud. Pennebaker también ha escrito varios libros, Opening Up: The Healing Power of Expressing Emotions, Writing to Heal: A Guided Journal for Recovering From Trauma and Emotional Upheaval, y Opening up By Writing Down: How Expressive Writing Improves Health and Eases Emotional Pain.

Su trabajo suele ser la base de los talleres e intervenciones de terapia de escritura. Suelen comenzar con los mismos fundamentos de sus primeros experimentos y son algo así:

Durante los próximos 3 días, me gustaría que escribieras sobre tus pensamientos y sentimientos más profundos acerca de la experiencia más traumática de toda tu vida. Al escribir, me gustaría que te dejaras llevar y exploraras tus emociones y pensamientos más profundos. Podrías relacionar este trauma con tu infancia, tus relaciones con otras personas, incluidos tus padres, amantes, amigos o familiares. También puedes relacionar este acontecimiento con tu pasado, tu presente o tu futuro, o con quién has sido, quién te gustaría ser o quién eres ahora. Puedes escribir sobre los mismos temas o experiencias generales en todos los días de escritura o sobre temas diferentes cada día. No todo el mundo ha tenido un solo trauma, pero todos hemos tenido conflictos o factores de estrés importantes, y también puedes escribir sobre ellos. Todo lo que escribas será completamente confidencial» (Pennebaker & Chung, 2011, p. 419).

En los últimos dos años hemos oído hablar mucho del diario de gratitud, pero esta escritura más centrada y expresiva podría ser la próxima ola de la terapia de escritura. Tanto si utilizas las indicaciones de un diario creado por un terapeuta o escrito en un libro diseñado para ayudar a las personas a trabajar con las emociones (como el de Pennebaker) como si simplemente pones el bolígrafo sobre el papel y escribes de forma libre basándote en las instrucciones de la investigación original de Pennebaker, la escritura puede proporcionar una salida saludable para trabajar con los altibajos.

La única advertencia: si estás sufriendo una depresión moderada o severa o un TEPT, la escritura puede abrir emociones crudas sin un cierre adecuado. Y la escritura terapéutica no se recomienda inmediatamente después de un acontecimiento traumático, ya que es posible que aún no esté preparado para afrontar el torrente de emociones que la escritura puede suscitar.

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Los beneficios físicos de la escritura

Además de los beneficios mentales, la escritura puede incluso mejorar el bienestar físico. Una investigación realizada por el doctor Pennebaker y el doctor Joshua Smyth, de la Universidad de Siracusa, sugiere que escribir sobre las emociones y el estrés puede potenciar el funcionamiento inmunitario en pacientes con VIH/SIDA, asma y artritis. Incluso se han realizado investigaciones que demuestran que las heridas de las biopsias se curan más rápidamente en los pacientes que escriben en un diario.

Aunque los científicos no pueden decir exactamente cómo funcionan los beneficios de la escritura terapéutica, el consenso es que la escritura no debe ser sólo una repetición de los acontecimientos, sino que debe hacer intentos por comprenderlos y contextualizarlos. Susan Lutgendorg, PhD, de la Universidad de Iowa, realizó un extenso estudio sobre la escritura de diarios en el que descubrió que el escritor necesita «encontrar el significado de un recuerdo traumático, así como sentir las emociones relacionadas para obtener los beneficios.»

Pennebaker está de acuerdo con la evaluación diciendo que las personas que escriben palabras que indican crecimiento o cambio a partir de la experiencia como «porque», «darse cuenta», «entender» tienden a tener mejores resultados.

Cómo empezar la escritura terapéutica

Intenta estos cinco pasos para empezar:

  1. Saca tiempo. No tienes que hacerlo todos los días, pero intenta dedicar 15 minutos tres o cuatro días a la semana.
  2. Experimenta con tu método: No hay nada mágico en escribir a mano, puedes probar a hacerlo a máquina o con notas de voz. La cuestión es ser reflexivo con la experiencia.
  3. Encuentra el lugar adecuado:El lugar donde escribes puede afectar a cómo te sientes al respecto y si «funciona» o no. Lo más importante es tener un lugar tranquilo.
  4. No te edites a ti mismo: Parte del ejercicio es acceder a tus sentimientos y no puedes hacerlo si estás constantemente redirigiéndote.
  5. Vuelve a leer… pero no de inmediato: Es una buena idea volver a ver lo que has escrito, pero no te dejes llevar por ello. Si lees tus entradas anteriores antes de empezar, puede influir en lo que acabes escribiendo.