La fluidez de la lectura requiere ser capaz de reconocer y comprender automática y correctamente el significado de un banco de palabras cada vez mayor, sin esfuerzo y con rapidez.

¿Cuánto tiempo tarda un niño en ser capaz de aprender a leer una palabra de forma automática (es decir, sin dedicar tiempo a decodificar la palabra porque se ha convertido en una palabra a la vista – en la verdadera definición de la palabra que significa que una palabra puede ser reconocida inmediatamente, no que la palabra no puede ser decodificada y por lo tanto debe ser reconocida como una sola unidad)? Esta pregunta fue explorada por Megherbi y sus colegas (2018).

Estos autores observaron que la capacidad de los niños para leer rápidamente las palabras aumenta constantemente a lo largo de la escuela primaria y secundaria hasta que alcanzan los niveles de adultos de alrededor de 200 a 300 palabras por minuto.

El objetivo del estudio experimental de Megherbi y sus colegas fue investigar la aparición de la lectura automática de los niños en el primer año de instrucción de lectura. Encontraron que la automaticidad se desarrollaba a la par que el desarrollo de la decodificación de palabras. En otras palabras, la adquisición del código del alfabeto (fonética) es la base necesaria para el desarrollo de la automaticidad. Esta asociación letra-sonido es el «pegamento que conecta las representaciones ortográficas con las representaciones fonológicas de la palabra completa». Sin este pegamento, la adquisición de palabras a la vista (es decir, la automaticidad) se desarrollaría muy lentamente y seguiría siendo propensa a los errores. (p.661)»

El mensaje subyacente es que para que los estudiantes se conviertan en lectores fluidos, primero se les debe enseñar cómo se codifican las palabras (es decir, la fonética).