En las semanas previas a la inserción de mi DIU hace un par de años, recuerdo haber interrogado a muchas de las mujeres de mi vida sobre sus propias experiencias con los anticonceptivos. Este sería mi primer roce con las hormonas sintéticas, ya que la perspectiva de experimentar efectos secundarios como el acné, los graves cambios de humor y la fatiga fue suficiente para que optara por otras opciones anticonceptivas en lugar de la píldora. Pero aunque mi ginecólogo insistió en que la baja dosis de Mirena evitaría que mi cuerpo se volviera loco, seguía estando ansiosa por saber cómo reaccionaría exactamente.

Mientras sondeaba a mis compañeras, aprendí sobre todo que las mujeres están muy dispuestas a charlar sobre los anticonceptivos y sus supuestos efectos secundarios. Una amiga juraba que su DIU le había hecho perder una talla de sujetador, mientras que otra se lamentaba de que la píldora le había agrandado los pechos. Una mujer que conozco, con un cutis característicamente impecable, experimentó acné quístico por primera vez en su vida. Algunas mencionaron cambios de humor, para bien y para mal. Pero el tema que dominó la mayor parte de nuestras conversaciones -sobre todo en el caso de aquellas de mis compañeras que ya habían tomado la píldora- fue la hinchazón y el aumento de peso.

Esto no me sorprendió exactamente, ya que la correlación entre la píldora y el peso era algo que recuerdo haber discutido en voz baja con mis amigas en el instituto. Era una noción tan persistente que, incluso siendo una adulta de 24 años, había aceptado el hecho de que podría experimentar este síntoma después de ponerme el DIU, aunque al final decidí que tener tranquilidad (y una menstruación casi inexistente) tenía más peso que esta posibilidad. Además, las pruebas anecdóticas sólo parecían confirmar que este fenómeno existía definitivamente.

En los dos años transcurridos desde que me puse el DIU -una decisión de la que no podría estar más contenta- las cosas han cerrado el círculo: ahora soy una de las mujeres a las que mis amigas acuden para pedir consejo a la hora de tomar sus propias decisiones sobre la anticoncepción. Y aún así, la pregunta sobre la hinchazón y el peso sigue siendo muy popular, hasta el punto de que finalmente (y, sí, con retraso) decidí pedir una opinión profesional sobre el asunto.

Como asesora de la campaña Know Your Birth Control, la ginecóloga Lakeisha Richardson trabaja para arrojar luz sobre este tipo de preguntas relacionadas con la anticoncepción. A continuación, nos da la verdad definitiva sobre el control de la natalidad y el aumento de peso.