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El accidente que condenó al benjamín de los Kennedy

Edward M. Kennedy, benjamín del clan Kennedy, el más brillante y único superviviente de los ‘tres de la fama’, como se les conocía a él y a sus hermanos Bobby y JFK, era la última gran esperanza del poderoso clan irlandés.

Ted había forjado una prometedora carretera política. Graduado en Harvard en 1956, como buen Kennedy había hecho de la familia su estandarte. Así en 1958 mientras estaba en la escuela de Derecho dirigió la campaña de reelección al Senado de su hermano John. En 1962 se decidió a dar sus primeros pasos en política obteniendo su primer cargo, senador por el estado de Massachusetts. Al año siguiente su hermano John, el 35º presidente de los Estados Unidos, era asesinado en Dallas.

El 19 de julio del siguiente año, embarca para dirigirse a una convención demócrata que se celebra en Massachusetts. El senador acaba de votar a favor de la Ley de Derechos Civiles. El avión se estrella y el político sufre una lesión de espalda que le dejará importantes secuelas vitales.

La ‘maldición Kennedy’ hacía de nuevo acto de presencia.

En 1968, su otro hermano, Bobby, era asesinado en Los Angeles. Ted, como cabeza de familia, presidió los funerales en la Catedral de San Patricio de Nueva York.

Pero la maldición todavía no había concluido. Un año después, el 18 de julio de 1969, Ted, el último titán del clan Kennedy, se convertía en protagonista de una tragedia que le pasaría una inconmensurable factura.

A las 19:30 de ese día, en la isla de Chappaquiddick, en Massachussets, el senador asiste como invitado a la fiesta organizada por las Boiler Room Girls, grupo de voluntarias que habían trabajado en la campaña presidencial de su hermano Bob. Al volante de su Oldsmobile negro, a las 23:15 Ted abandona la reunión en compañía de Mary Jo Kopechne, antigua secretaria personal de Bob.

Mary Jo Kopechne en una imagen de 1962

Mary Jo Kopechne en una imagen de 1962

Tras recorrer unos kilómetros el automóvil cae desde un puente al lago Poucha. Edward nada hasta la orilla para salvarse, abandonando a su suerte a la joven Mary Jo. A las 8:45 del día siguiente un buzo recupera el cuerpo de ésta sin vida. Han pasado más de nueve horas del incidente cuando, a las 10 exactamente, el senador se dirige a la comisaría de policía de Edgarton. Allí declara que no recuerda nada a partir del momento en el que el vehículo se salió del puente, afirma que éste se volcó sobre la parte inferior y que él tras alcanzar la superficie, se zambulló en repetidas ocasiones para intentar rescatar a Mary Jo. Pero tras fracasar en el intento entró en estado de shock, cejando en su empeño. Recuerda así mismo haber caminado hasta recalar en su habitación del hotel y haber contactado de inmediato con la policía tras cerciorarse de lo acontecido.

El buzo que recupera el cadáver de Mary Jo, John Farrar, testifica en la investigación oficial que la joven de tan sólo 28 años podría haber sobrevivido si su acompañante, el senador Kennedy, hubiese notificado a las autoridades el suceso con la debida celeridad, esto es, de cinco a diez minutos después del accidente, ya que la burbuja de aire creada tras la inmersión la habría mantenido viva sin problemas durante ese tiempo.

Una semana después del incidente, Ted Kennedy se declaró culpable de abandonar la escena del crimen y recibió una sentencia de dos años de cárcel, suspendida por falta de antecedentes. En una aparición en la televisión nacional defendió que no conducía borracho y que no ocurrió nada inmoral entre él y la secretaria. Aun así, admitía que resultaba «indefendible» no haber informado a la policía de forma inmediata tras el accidente y concluyó rogando al público que le recordara en sus ‘oraciones’. La tragedia confirmaba la vigencia de la ‘maldición Kennedy’ y la magnitud del escándalo obligaría al senador a renunciar a sus aspiraciones presidenciales.

eddy Kennedy, junto a su esposa Joan Bennett, a la salida del juzgado del condado de Dukes, en Edgartown, tras declararse culpable de abandonar su siniestrado coche, en el que falleció la joven Mary Jo Kopechne, tras hundirse en el estanque de la isla de Chappaquiddic

Teddy Kennedy, junto a su esposa Joan Bennett, a la salida del juzgado del condado de Dukes, en Edgartown, tras declararse culpable de abandonar su siniestrado coche, en el que falleció la joven Mary Jo Kopechne, tras hundirse en el estanque de la isla de Chappaquiddic

En el 2009, cuarenta años después del suceso, fallecía Ted Kennedy. En sus memorias, el senador admitía que su comportamiento había sido ‘inexcusable’ y sugería que el incidente había acelerado la enfermedad de su padre, Joseph, patriarca del clan, que moriría tan solo diez días después que Mary Jo.

FILE - In this July 25, 1969 file image from a television broadcast, U.S. Sen. Edward Kennedy, D-Mass., makes a national address concerning the controversy surrounding an accident which claimed the life of Mary Jo Kopechne. It's been 50 years since the fateful automobile accident that killed a woman and thwarted Kennedy's presidential aspirations. (AP Photo, File)

Sea como fuere, una joven inocente había perdido la vida y el senador Kennedy pudo haberlo evitado. La familia Kennedy protagonizaba de nuevo una de las páginas de la historia contemporánea de América que, desafortunadamente, no sería la última.