Los elfos regresan a Valinor, las Tierras Imperecederas, su tierra natal (y el hogar de los Valar, que son esencialmente los dioses). A esto se refiere Elrond en la primera película, cuando dice «Mi pueblo abandona estas costas». Llevan miles de años marchándose, ya que su tiempo está terminando y las edades de los hombres están comenzando.

Gandalf, que es un Maia -una orden de seres divinos un escalón por debajo de los Valar, una especie de análogos a los ángeles- también está regresando a casa, ya que su tarea se completó con la caída de Sauron.

Hay muy, muy pocos mortales a los que se les ha permitido ir a Valinor, y que a Frodo y Bilbo se les permitiera ir fue un enorme honor. Se les permitió como reconocimiento al honor que merecen, pero más porque ambos estaban dañados por el Anillo (especialmente Frodo), y en Valinor tenían la oportunidad de curarse antes de morir.

A Sam también se le permitió ir finalmente; se fue después de la muerte de Rosie. Esto fue para honrarlo, y por el amor que le profesaba a Frodo.

Gimli también se fue finalmente, el único enano que pudo hacerlo. Se fue con Legolas, cuando éste partió de la Tierra Media. Se le permitió por su amistad con Legolas, y por el amor que le profesaba a Galadriel, que abogó por que viniera.