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Día Mundial del Hábitat

El Día Mundial del Hábitat se celebra el primer lunes de octubre de cada año, y es reconocido por las Naciones Unidas para reflexionar sobre el estado de los pueblos y ciudades, y sobre el derecho básico de todos a una vivienda adecuada. El día también pretende recordar al mundo que todo el mundo tiene el poder y la responsabilidad de dar forma al futuro de los pueblos y ciudades. El Día Mundial del Hábitat se celebró por primera vez en 1986 en Nairobi, Kenia, y el tema elegido para ese año fue «La vivienda es mi derecho».

La Asamblea General de las Naciones Unidas decidió que debía ser un evento anual y se eligió el primer lunes de octubre. El día se celebra en muchos países del mundo y se organizan diversas actividades para examinar los problemas de la rápida urbanización y su impacto en el medio ambiente y la pobreza humana.

Los temas anuales del Día Mundial del Hábitat han sido diversos y han incluido «Refugio para los sin techo», «Nuestro barrio», «Ciudades más seguras», «Las mujeres en el gobierno urbano», «Ciudades sin barrios marginales» y «Agua y saneamiento para las ciudades».

Hábitat de la ONU pone de manifiesto la necesidad de planificar las ciudades para evitar el desarrollo caótico de la expansión urbana y todos los problemas asociados que se crean como resultado.

Las ciudades son motores de crecimiento. Muchas personas de zonas rurales de todo el mundo anhelan trasladarse a las ciudades para hacer realidad sus sueños de una vida mejor. A menudo este sueño no se hace realidad, pero la gente sigue acudiendo a las ciudades sin otra razón que la vaga promesa de un futuro mejor y de prosperidad.

Una ciudad bien planificada puede aportar precisamente eso. Las ciudades pueden ser centros de actividades económicas y se pueden abordar los retos urbanos y seguir ofreciendo oportunidades a los residentes actuales y futuros. Aquellos que tienen éxito logran obtener puestos de trabajo o iniciar sus propios negocios, lo que a su vez crea más oportunidades de empleo.

Por otro lado, las ciudades también pueden convertirse en un escenario en el que pueden abundar la marginación, la desigualdad y la exclusión social. El acceso a una vivienda adecuada es un factor importante para evitarlo.

Otro problema importante es el riesgo cada vez mayor que suponen las catástrofes naturales a medida que se desarrolla la crisis climática. Este riesgo es especialmente significativo en la región del Caribe y en Centroamérica, donde países como Haití, Nicaragua, Honduras, El Salvador y Bolivia tienen mayores niveles de pobreza y donde sus ciudades son excepcionalmente vulnerables debido a su densidad de población y a su diversidad.

Los altos niveles de densidad de población, junto con las malas técnicas de construcción, han dado lugar a barrios de chabolas que carecen de infraestructuras adecuadas, de organización comunitaria y de seguridad de la tenencia. En caso de una catástrofe de cualquier tipo, una avería completa puede provocar una situación caótica y una enorme pérdida de vidas humanas.