La pregunta práctica sobre el sábado y cuándo comienza y termina es relevante para algunos creyentes en los que no se produce el comienzo y el final típicos de un día. En el Ártico, por ejemplo, el sol puede salir o ponerse muy temprano o tarde, ¡o incluso no salir o ponerse durante un período prolongado!

El mandato de obedecer a Dios cada séptimo día es sencillo, ya que la Biblia dice: «Observa el sábado y santifícalo. Tienes seis días para hacer tu trabajo, pero el séptimo día es un día de descanso dedicado a mí» (Éxodo 20:8 – 10).

Aunque el cuarto mandamiento nos da una idea muy básica de lo que debemos hacer y no hacer en el día de reposo, no se dan instrucciones específicas sobre cuándo guardar el día. La ausencia de una hora exacta para guardar el sábado, dentro de los Diez Mandamientos, puede ser indicativa de la sabiduría de Dios al revelar una ley adaptable a varias ubicaciones geográficas.

Hay muchas razones por las que se utiliza la puesta de sol como punto de partida no sólo para el sábado sino también para los días de fiesta de Dios. El día sagrado conocido como la Expiación, que tiene lugar en el otoño, establece que el ayuno del día tenía que producirse desde la tarde del día 9 y continuar hasta el día 10 por la tarde (Levítico 23:27 – 32). Otra razón es que, en los tiempos bíblicos, la puesta del sol denotaba el final de la jornada laboral (Mateo 20:8).

¿Los escritores del Nuevo Testamento definen el final del día como algo que ocurre a una hora fija (por ejemplo, a las 6 de la tarde), o cuando comienza la tarde, o cuando se pone el sol? El evangelio de Marcos afirma que, cuando el sol se puso, toda clase de enfermos y poseídos por un espíritu maligno acudieron a Jesús para ser curados (Marcos 1:32). Claramente, el atardecer en estas frases que marcan el final del día es la puesta del sol.

El descanso de Dios en el Ártico

Tratar de observar el sábado utilizando la puesta del sol, dentro del círculo ártico, es prácticamente imposible. Esto se debe a que el sol no se pone por debajo del horizonte visible durante un período de tiempo en el verano y no sale por encima del horizonte durante partes del invierno.

El círculo ártico comienza en la latitud 66° 33′ (66 grados 33 minutos) e incluye todas las regiones al norte de esta línea. Dentro de este círculo el sol está por encima y por debajo del horizonte durante 24 horas seguidas al menos una vez al año. El círculo polar equivalente en el hemisferio sur es el Círculo Antártico.

El problema de la observancia del sábado también se ve agravado por el hecho de que, justo antes de que el sol se sitúe por debajo del horizonte durante un período en invierno, se pone al mediodía. Bajo tales factores, la observancia del día de reposo de Dios es un verdadero problema, ya que requiere la interrupción abrupta de todo el trabajo antes del mediodía del viernes y el inicio de una jornada regular el mediodía del sábado.

Aunque no existen soluciones rápidas sobre la observancia del cuarto mandamiento en regiones como el Ártico, algunas alternativas aceptables son las siguientes.

1. Cuando no hay puestas de sol durante el invierno, el final del crepúsculo, según indican las tablas astronómicas, podría considerarse como el comienzo del sábado.

2. También se puede guardar el Sabbath utilizando cálculos astronómicos para determinar cuándo el sol está más cerca del horizonte, o en su cenit el viernes, hasta que vuelve a este mismo lugar el sábado.

3. También se puede definir, en dichas regiones, el comienzo y el final del Sabbath basándose en el momento en que el sol se pone justo al sur del Círculo Polar Ártico.

En la zona del Ártico el sol puede ponerse muy temprano, muy tarde, o incluso no ponerse. Por lo tanto, se sugiere que el sábado se observe desde las 18:00 hasta las 18:00 horas, de acuerdo con la hora de la puesta del sol ecuatorial. Este método preserva la integridad del sexto día de trabajo, es compatible con la hora de la puesta del sol de las tierras bíblicas, y respeta el horario de trabajo de la mayoría de las personas que viven en estas regiones.

No existe ninguna instrucción dentro del Cuarto de los Diez Mandamientos (el mandamiento del día de reposo) con respecto a cuándo debe comenzar o terminar el día de reposo. Otras Escrituras, sin embargo, nos dicen que al atardecer termina un día y comienza otro. Este período, en la mayoría de los lugares de la tierra, dura veinticuatro horas.

En los pocos lugares donde el tiempo entre puestas de sol en más de veinticuatro horas, Dios ha dado cierta flexibilidad para que su día de reposo pueda ser observado en un momento aproximado a la puesta de sol (comenzando a las 6 p.m. y terminando a las 6 p.m.).