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12 de noviembre, 2015 – 2 min read

Illustration of stick figure holding a paper with "Meow meow meow" written on it, showing it to a cat and saying "I wrote this for you!"

Te sientas a escribir tu último y mejor contenido sobre salud. Tienes un tema y un mensaje, y el «lenguaje sencillo» es prácticamente tu segundo nombre. Entonces, ¿estás listo para empezar? Todavía no: también tienes que conocer a tu público.

No le hablarías a tu mejor amigo de la misma manera que le hablarías a tu agente de seguros o a tu abuela. Y por supuesto, queridos lectores, la misma lógica se aplica a los contenidos de salud.

Tómate un tiempo al principio de tu proyecto para conocer a tu audiencia. Pregúntese por su edad, raza y etnia, antecedentes culturales y nivel de lectura (y anote sus respuestas para poder consultarlas mientras escribe). Piense también en otros factores que puedan influir en la forma en que abordan su contenido, como el sexo o el estado de salud.

A continuación, adapte su contenido para que se dirija específicamente a su público:

  • Elija ejemplos que sean familiares para su público. Si incluye una receta de muestra en su contenido, asegúrese de que tiene ingredientes que su audiencia ya conoce.
  • Haga sugerencias que sean realistas para su audiencia. Si sabe que el coste es una barrera para la alimentación saludable, incluya consejos para comprar alimentos con un presupuesto.
  • Elija fotos de archivo con las que su audiencia pueda identificarse. Puede que tenga a mano una gran foto de una familia afroamericana sentada a cenar pavo, pero si está tratando de llegar a adolescentes de Asia oriental, guárdela para otra ocasión.

Por último, no olvide probar un borrador con miembros de su público objetivo.

La conclusión: Es más probable que los lectores actúen sobre su contenido de salud cuando éste es relacionable.