Cómo el aire fresco y el dióxido de carbono ayudan a las plantas de interior a crecer
Dióxido de carbono
Las plantas utilizan los gases del aire para crecer. Si no hay suficientes gases presentes, su planta puede quedarse atrás. El dióxido de carbono (CO₂) es el principal gas para tus plantas. Las plantas combinan este gas con el agua y la luz para realizar la fotosíntesis. La fotosíntesis permite la producción de glucosa. Esto ayuda a las plantas a crecer. Si la cantidad de dióxido de carbono, agua o luz no está en el nivel adecuado, tu planta no crecerá de forma óptima. Como resultado, el rendimiento final puede ser decepcionante. Sus plantas necesitan especialmente una cantidad óptima de dióxido de carbono durante la fase de crecimiento.
Concentración de CO₂
La concentración de CO₂ en el aire normal está entre 350 y 450 ppm (partes por millón). Puedes medir esta concentración con un medidor de CO₂ especial. Hay una serie de herramientas que puedes utilizar para aumentar la concentración de CO₂. Un ejemplo es un cubo de refuerzo de CO₂. Este puede colocarse en tu cuarto de cultivo. También puedes utilizar tanques de CO₂. Estos te permiten controlar la cantidad de dióxido de carbono en el cuarto de cultivo mediante un temporizador y un grifo. Otra opción es una estufa de CO₂. Esta quema gas natural o gas propano líquido, desprendiendo CO₂ en el proceso. Para optimizar la fotosíntesis, recomendamos también aumentar la temperatura de tu cuarto de cultivo cuando añadas más CO₂. Ten en cuenta que para un mejor crecimiento también se necesitan las cantidades adecuadas de nutrientes, agua y luz. No sobredosifique CO₂ sin añadir también agua y luz, porque entonces el CO₂ no servirá de nada a la planta.
Ventilación y extracción
Una planta evapora agua para enfriarse. Este vapor de agua debe ser eliminado, o el proceso de evaporación se detiene. Para cultivar en interior necesitas un buen sistema de extracción. Con él, puedes descargar el aire caliente y húmedo y estimular el suministro de aire fresco. Asegúrate siempre de que el aire fresco no entre por un solo sitio, sino que llene el espacio de forma uniforme. Colocando un ventilador en tu cuarto de cultivo puedes hacer circular el aire del interior y soplarlo entre tus plantas. De este modo, es menos probable que crezcan hongos y gérmenes. Además, los tallos de tus plantas crecerán más fuertes como resultado del aire en movimiento. Como consecuencia, la planta puede recoger más agua y nutrientes.
Dióxido de carbono
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